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La luna de Júpiter que se desinfla como un globo durante un eclipse

El sistema joviano, comprendido por Júpiter y sus lunas, esconde grandes misterios. Considerado originalmente como un sistema solar en miniatura, es hogar de mundos exóticos con propiedades peculiares. Entre estos se encuentra Europa, un gigante cascarón de hielo que protege un extenso océano de agua salada. O Ganímedes, un satélite más grande que la Luna o Mercurio. 

Mosaico a color de la Luna Ío vista por la sonda Galileo en su novena órbita alrededor de Júpiter. Créditos: NASA, JPL.

Por otro lado, Ío es el cuerpo más activo, cuenta con cientos de volcanes en constante funcionamiento debido a intensas fuerzas de marea que lo exprimen desde el interior. Gracias al telescopio Gemini, un grupo de investigadores descubrieron un extraño proceso en la atmósfera de la pequeña luna.

Colapso atmosférico

Ío es la más cercana de las conocidas como lunas galileanas, que reciben su nombre por Galileo Galilei. Júpiter, siendo el más grande y de mayor masa del sistema solar, ejerce una inmensa fuerza gravitacional sobre todos sus satélites, provocando un proceso conocido como acoplamiento de marea. Donde la luna se ve forzada a siempre mostrar la misma cara al planeta, además de causar movimientos internos que resultan en una constante actividad volcánica.

En conjunto, la continua eyección de magma desde el interior de Ío por los volcanes genera una delgada pero consistente atmósfera compuesta principalmente por dióxido de azufre gaseoso.

Un equipo de investigadores, empleando un espectrógrafo en el telescopio Gemini Norte, observó como la atmósfera de la luna se congela y colapsa sobre sí misma cuando Ío se encuentra eclipsado por Júpiter. Este proceso, que ocurre cada 1.7 días, es semejante al de un globo desinflándose. Donde la ausencia de luz permite una caída de temperatura hasta los -150 grados Celsius, menor al punto de fusión del gas.

Diagrama del colapso de la atmósfera de Ío al ser eclipsada por Júpiter, momento en el cual la temperatura baja a tal punto que los gases se congelan. Créditos: Southwest Research Institute.

Al cabo de aproximadamente dos horas, Ío vuelve a recibir luz solar y se calienta su superficie. El dióxido de azufre congelado se sublima y la luna recupera nuevamente su atmósfera. Al menos hasta el siguiente eclipse. Evidenciando el rol del Sol en el clima de la luna.

Esta entrada fue modificada por última vez en 11/04/2024 20:45

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Francisco Andrés Forero Daza

Jefe de sección Cosmos. Especialista del programa lunar Apollo, mecánica celeste e impresión 3D. Universidad Nacional de Colombia.