Salyut-7: cuando dos cosmonautas rescataron la estación perdida en el espacio

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Cuando la estación espacial Salyut-7 dejó de contestar a los comandos de la Tierra solo había una manera de evitar que colisionara con nuestro planeta: enviar cosmonautas para rescatarla. Hoy, te contamos los detalles de su heroica hazaña.

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Roscosmos

La estación espacial Salyut-7 se puso en órbita en 1982. En aquel entonces solamente la Unión Soviética tenía una amplia experiencia en la construcción de tales estructuras espaciales, siendo Salyut-7 ya parte de la segunda generación de estaciones espaciales. Fue desde esta estación, por ejemplo, que la cosmonauta Svetlana Savítskaya realizó la primera caminata espacial femenina del mundo y llevó a cabo la primera soldadura en órbita.

Sin embargo, en febrero de 1985, la temporalmente deshabitada Salyut-7 dejó de responder a los comandos de la Tierra. La estación fuera de control gradualmente se acercaba a nuestro planeta y, de colidir, podría haberse llevado miles de vidas.

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Roscosmos

La noticia acerca de la enorme estructura fuera de control en el espacio rápidamente se filtró a los medios internacionales. La reputación de la URSS y de la cosmonáutica soviética estaban en juego.

Volar a la estación «muerta» y «revivirla» era una decisión difícil y arriesgada, ya que hasta aquel momento, nadie en el mundo jamás había llevado a cabo una operación de acoplamiento con un objeto incontrolable en órbita. También se desconocía qué sucedió exactamente en la estación y en qué estado estaba, si sería posible restaurarla o al menos sacarla de la órbita para controlar la caída.

«Surgió entre nosotros la idea de que era posible, en principio, intentar acercarse a la estación. Para ello fue necesario aunar esfuerzos con los militares y, entonces, empezar a elaborar un plan de acercamiento más detallado. Después de todo, la estación estaba «muerta», es decir, no reaccionaba al sistema de control, no funcionaba. O sea, era necesario acercarse a Salyut-7 como si fuera un guijarro», indicó Valeri Riumin, director de vuelo de Salyut-7 en 1985.

Para el rescate de la estación espacial se eligieron los más experimentados cosmonautas que tenía el escuadrón soviético a la fecha: Vladímir Dzhanibékov y Víktor Savinij.

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Durante cerca de tres meses, los dos cosmonautas participaron en intensos entrenamientos. Entre otras cosas, era necesario perfeccionar al máximo la precisión de su pilotaje para realizar la maniobra. Además, prepararse para situaciones de extrema dificultad era vital para el éxito de la misión. También tenían que acostumbrarse a los cambios realizados en el aeronave «Soyuz-T» especialmente para aquella expedición.

«Al principio hubo errores. Luego, cada vez fueron menos. Aprendimos a volar en simuladores con nuevos dispositivos, de acuerdo con una nueva técnica, bajo nuevas condiciones. Cuando quedó claro que nuestras habilidades y conocimientos nos permitirían llevar a cabo lo planeado, se tomó la decisión de lanzar la misión», recuerda Savinij en su libro ‘Memorias de la estación muerta’.

La expedición que, curiosamente llevaba el ‘desafortunado’ número 13, fue lanzada el 6 de junio de 1985 a las 10:40 de la mañana. Poco más de dos días más tarde, el 8 de junio, a las 11 de la mañana, Dzhanibékov y Savinij vieron a Salyut-7 desde el ojo de buey de la nave espacial.

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Estudio Roscosmos

Los astronautas luego se dieron cuenta de que el lado por el que se acercaban a la estación espacial no era el lado en el cual se podría realizar el acoplamiento. Así que fue necesario volar alrededor de Salyut-7, de manera manual. La maniobra fue calculada por Savinij, la Tierra colaboró con las coordenadas.

El acoplamiento exitoso hizo que el 8 de junio de 1985 entrara a la historia de la exploración espacial tripulada. Sin embargo, para la tripulación de la expedición, el trabajo principal apenas comenzaba.

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Recreación de estudio: Roscosmos

Al abrir cuidadosamente las escotillas se encontraron con una buena noticia: la estación no se había despresurizado. De no ser así, era imposible trabajar en su interior. Sin embargo, luego se dieron cuenta de que, debido a un fallo en el sistema eléctrico, no había luz en el interior de Salyut-7 y la temperatura en la estación era de varios grados bajo cero.
«Silencio, frío y oscuridad. Llevábamos puestos trajes de vuelo sencillos, sin la escafandra espacial. Los especialistas no esperaban que encontraríamos temperaturas negativas en la estación», cuenta Savinij en un documental de Roscosmos.

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Roscosmos

A los cosmonautas les tocó trabajar en órbita con gorros de lana, los cuales, afortunadamente, se habían llevado de casa. Pero además del frío y la oscuridad, había todavía otro problema: el dióxido de carbono, que no se reciclaba sin electricidad.

«No podíamos trabajar durante mucho tiempo en un mismo lugar. Trabajábamos todo el tiempo los dos juntos, con una linterna nos iluminábamos y con los documentos de a bordo dispersábamos el aire para que no hubiera una acumulación de dióxido de carbono en un solo lugar», detalla Savinij.

Después de algunos días de trabajo, finalmente lograron reparar el sistema de energía. Sin embargo, cuando todo parecía mejorar, surgió un nuevo problema grave. Al volver a calentar la estación, surgió agua por todas partes.

«Un ser humano libera cerca de 800 ml de agua al día, a través de los poros de la piel, a través del aire. Es decir, con dos personas ya es un litro y medio. En 10 días, es un cubo de agua, incluso más. Todo estaba disperso en pequeñas partículas por toda la estación. Toda la estación estaba cubierta de una delgada capa de agua. Este era, quizás, el momento más aterrador, cuando acoplábamos los conectores. Estaban mojados. Electricidad y agua no combinan, así que limpiábamos con cuidado cada conector, cada vez que los acoplábamos», apunta Savinij.
Después de completar la restauración de la estación, lo que incluyó una salida al espacio exterior para instalar paneles solares adicionales, los astronautas se dedicaron al trabajo científico: llevaron a cabo experimentos, realizaron observaciones, cultivaron algodón y pimienta.

El 18 de septiembre, la expedición Soyuz T-14 —con Georgui Grechko, Vladímir Vasiutin y Alexandr Vólkov a bordo— llegó a Salyut-7. Tras más de tres meses en órbita, el 26 de septiembre, Savinij y Dzhanibékov volvieron a la Tierra.

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Alexandr Mokletsov: Roscosmos

La investigación posterior sobre el incidente descubrió que la conexión con Salyut-7 se perdió debido a una imperfección del sistema de suministro de energía de la estación.