Mundo Curioso

Si la evolución no avanza en línea recta, ¿por qué dibujarla de esa manera?

La evolución no tienen ningún punto final en mente. Uncle Leo/Shutterstock
Quentin Wheeler, State University of New York College of Environmental Science and Forestry; Antonio G. Valdecasas, CSIC - Consejo Superior de Investigaciones Científicas y Cristina Cánovas, CSIC - Consejo Superior de Investigaciones Científicas

La evolución no sigue un camino recto y predeterminado y, sin embargo, abundan las imágenes que sugieren lo contrario. Desde exposiciones en museos hasta dibujos animados, la evolución se representa como una progresión lineal de lo primitivo a lo avanzado.

La camiseta de una banda de música de una escuela secundaria coloca un Homo sapiens con bocina al final del proceso evolutivo. Brian Kloppenburg, Jordan Summers, Main Street Logo

Seguramente habrá visto imágenes como la de arriba en las que un chimpancé se endereza gradualmente y progresa a través de varios homínidos hasta llegar a un ser humano moderno. Efectivamente pueden ser graciosas, pero este tipo de representaciones populares sobre la evolución son erróneas.

Como estudiosos de la biodiversidad y la biología, estas representaciones nos incomodan porque malinterpretan el funcionamiento real del proceso de la evolución y pueden contribuir a reforzar los conceptos erróneos del público.

El ascenso hacia la perfección

Esta interpretación errónea es un remanente anterior a 1859, año en que Charles Darwin publicó por primera vez su teoría científica de la evolución a través de la selección natural.

La scala naturae presenta una jerarquía de creación. Retorica Christiana, Didacus Valdes, 1579

Hasta entonces, la visión tradicional de cómo estaba organizado el mundo era a través de una progresión hacia la perfección, concepto que queda explicado en la idea de la gran cadena del ser o scala naturae en latín: todos los seres en la tierra, animados e inanimados, podrían organizarse de acuerdo con una escala creciente de perfección desde, por ejemplo, hongos en la parte inferior hasta langostas y conejos, y los seres humanos en la parte superior.

Esta idea, que tiene su origen en Platón y Aristóteles, falla en tres aspectos principales.

  • Primero, sostiene que la naturaleza está organizada jerárquicamente. No es una mezcla aleatoria de seres vivos.

  • En segundo lugar, contempla dos criterios de organización: la progresión de lo simple a lo perfecto y de lo primitivo a lo moderno.

  • Y en tercer lugar, supone que en esta jerarquía no hay etapas intermedias entre los distintos niveles, de manera que cada uno es un compartimento hermético de complejidad similar: una lapa y un arrecife de coral en el mismo peldaño son igualmente complejos. Ninguno está a medio camino entre dos escalones.

En la década de 1960, se hizo popular una variación de la escala natural concebida por el filósofo jesuita Pierre Teilhard de Chardin. Su idea era que, aunque la vida está de alguna manera ramificada, hay una dirección en la evolución, una progresión hacia una mayor complejidad cognitiva y, en última instancia, hacia la identificación con lo divino, es decir, Dios.

Cambios graduales en todas las direcciones

Sin embargo, al menos desde Darwin, la idea que tienen los científicos sobre el mundo es que se organiza a través de transiciones: de moléculas inanimadas a la vida, de organismos anteriores a diferentes tipos de plantas y animales, y así sucesivamente. Toda la vida en la Tierra es producto de transformaciones graduales que se diversificaron y dieron lugar a la exuberancia de organismos que hoy conocemos.

Dos transiciones son de particular interés para los biólogos evolutivos: el salto de lo inanimado a lo animado –el origen de la vida– y la aparición de la especie humana a partir de un ancestro mono.

Uno de los lugares donde encontrar esta secuencia evolutiva es en la portada de algunos libros. Howling at the Moon Press/Amazon

La manera más habitual de representar el surgimiento de los seres humanos es lineal y progresiva y probablemente haya visto imágenes, logotipos y propaganda política y social que se basan en esta representación.

Pero ninguna de estas representaciones captura la dinámica de la teoría de Darwin. La única imagen que incluyó en su libro El origen de las especies es un diagrama de árbol cuya ramificación es una metáfora de la forma en que se originan las especies, dividiéndose. La ausencia de una escala de tiempo absoluta en la imagen es una confirmación de que el cambio gradual ocurre en escalas de tiempo que varían de un organismo a otro en función de la duración de una generación.

Olvidemos las jerarquías: cada organismo vivo actualmente es el más evolucionado de su clase. Zern Liew/Shutterstock.com

Según Darwin, todos los organismos actuales están igualmente evolucionados y todavía están afectados por la selección natural. De esta manera, una estrella de mar y una persona, por ejemplo, están a la vanguardia de la evolución de sus planes particulares de construcción. Y comparten un ancestro común que vivió hace unos 580 millones de años.

La teoría de Darwin no presupone ninguna dirección especial en la evolución. Asume cambio gradual y diversificación. Y, dado que la evolución sigue funcionando hoy, todos los organismos actuales son los más evolucionados de su clase.

La caricatura El hombre no es más que un gusano de la teoría de Darwin en la revista Punch de 1882. Edward Linley Sambourne

Un concepto erróneo duradero

Después de casi 2 000 años, la idea de la scala naturae no desapareció ni durante la época de Darwin. De hecho, se habría visto reforzada por algo tan inesperado como un dibujo: la caricatura tan popular sobre la evolución del ilustrador Edward Linley Sambourne El hombre es un gusano, publicada la revista Punch en 1882, en la que combinó dos conceptos que nunca estuvieron vinculados en la mente de Darwin: el gradualismo y la linealidad.

Después de siglos de la creencia religiosa en una gran cadena del ser, la idea de linealidad era fácil de vender. La versión icónica de este concepto es, por supuesto, la representación de una supuesta progresión de simio a humano. Se han hecho variaciones de todo tipo de esta representación, algunas con un espíritu humorístico, pero la mayoría para ridiculizar la teoría del mono al hombre.

Una representación lineal de la evolución puede, conscientemente o no, confirmar falsas ideas preconcebidas sobre la evolución, como el diseño inteligente: la idea de que la vida tiene un creador inteligente detrás de ella. Los historiadores pueden trabajar para desentrañar cómo una caricatura tan simple podría haber ayudado a distorsionar la teoría de Darwin. Mientras tanto, los escritores y educadores científicos se enfrentan al desafío de explicar los procesos de ramificación gradual que explican la diversidad de la vida.

Aunque menos contundente, podría favorecer el conocimiento del público sobre la ciencia el hecho de que esas camisetas y pegatinas abandonaran las imágenes de transiciones secuenciales y utilizaran diagramas de ramificación para conseguir llegar a una versión más matizada y correcta sobre la evolución. Contrariamente a la imagen de Sambourne, la evolución se representa de forma más correcta como un proceso que produce ramificaciones y divergencias continuas de poblaciones de organismos.

Quentin Wheeler, Senior Fellow for Biodiversity Studies, State University of New York College of Environmental Science and Forestry; Antonio G. Valdecasas, Senior Researcher in Biodiversity at the Museo Nacional de Ciencias Naturales, CSIC - Consejo Superior de Investigaciones Científicas y Cristina Cánovas, Biologist at the Natural History Museum in Madrid, CSIC - Consejo Superior de Investigaciones Científicas

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

Esta entrada fue modificada por última vez en 29/04/2021 14:20

Compartir
Redaccion

Ciencia, naturaleza, aventura. Acompáñanos en el mundo curioso.

Publicado por