El telescopio James Webb revela nuevos secretos sobre los límites del Sistema Solar

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Un equipo de científicos de la Universidad de Florida Central, junto con colaboradores internacionales, ha obtenido nuevos conocimientos sobre la formación de objetos helados más allá de Neptuno. Estos hallazgos permiten profundizar en la comprensión del origen y evolución de nuestro sistema solar.

Imágenes de los dos gigantes helados, Urano y Neptuno, fueron tomadas durante sus respectivos sobrevuelos de la sonda Voyager 2 en la década de los 80.

Gracias a las capacidades del Telescopio Espacial James Webb, los investigadores analizaron cuerpos celestes conocidos como objetos transneptunianos y detectaron variaciones en las trazas de metanol en sus superficies. Estas observaciones, publicadas en The Astrophysical Journal Letters, están ayudando a clasificar mejor los objetos transneptunianos y a comprender las complejas reacciones químicas que ocurrieron en el espacio primitivo, algunas de las cuales podrían estar relacionadas con el origen de la vida.

Los resultados revelan dos grupos distintos de objetos transneptunianos con presencia de metanol en el hielo superficial: uno muestra una cantidad reducida de metanol en la superficie pero conserva un gran depósito en el subsuelo, y otro, más alejado del Sol, presenta una presencia  mucho más débil.

Los investigadores sugieren que la irradiación cósmica durante miles de millones de años podría haber influido en la distribución del metanol en el primer grupo. Sin embargo, los patrones atenuados del segundo grupo plantean nuevas incógnitas.

Representación artística de los principales objetos transneptunianos. -NASA

Objetos que son cápsulas del tiempo cósmico

Los objetos transneptunianos son esenciales para entender los orígenes del Sistema Solar, ya que son fragmentos muy bien conservados del disco protoplanetario, la nube de gas y polvo que rodeaba al joven Sol. Estudiarlos ofrece a los científicos una valiosa ventana al pasado.

La profesora Noemí Pinilla-Alonso, de la UCF y actualmente vinculada a la Universidad de Oviedo (España), lideró la investigación dentro del programa DiSCo (Discovering the Surface Compositions of Trans-Neptunian Objects). Según Pinilla, este trabajo ayuda a reconstruir la historia química del Sistema Solar y proporciona pistas sobre la formación de atmósferas en exoplanetas, donde el metanol y el metano desempeñan un papel crucial.

El metanol, un alcohol simple, no solo es un residuo del pasado, sino también una cápsula química que muestra cómo estos mundos helados han evolucionado durante miles de millones de años, destaca Pinilla-Alonso.

El descubrimiento de metanol en los objetos transneptunianos es significativo, ya que esta molécula puede convertirse, bajo la influencia de radiaciones, en compuestos orgánicos más complejos, como los azúcares, lo que abre la puerta a una mejor comprensión de los procesos químicos que pueden conducir a la vida.

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Ilustración de los cuerpos helados del cinturón de Kuiper y distribución de distancias radiales de los casi 3600 objetos transneptunianos (TNO) conocidos. Destaca el ‘hueco’ a unas 72 unidades astronómicas (línea amarilla), que podría ser fruto de resonancias con ‘perturbadores’ o planetas por descubrir. / ESO/M. Kornmesser / C. y R. de la Fuente Marcos/MNRASL

Ana Carolina de Souza-Feliciano, profesora asociada del Instituto Espacial de Florida (FSI), también participó activamente en el estudio. Su trabajo consistió en sintetizar datos de laboratorio y modelado matemático para explicar mejor el comportamiento del metanol observado.

Una de las principales sorpresas, según De Souza-Feliciano, fue descubrir que las firmas del metanol varían en función de la longitud de onda, lo que aporta una nueva dimensión al análisis espectral de estos cuerpos distantes.

Este estudio se centra especialmente en un grupo llamado “cliff group”, caracterizado por una reflectancia que no aumenta después de aproximadamente 3,3 micrones, y que incluye a los objetos transneptunianos fríos y clásicos. Estos cuerpos se han mantenido prácticamente en el mismo lugar donde se formaron hace miles de millones de años, actuando como auténticos fósiles del sistema solar primitivo.

Rosario Brunetto, astrónomo de la Université Paris-Saclay y uno de los líderes de la investigación, resalta la importancia de estos hallazgos: “Esta investigación no solo redefine nuestra comprensión de los objetos transneptunianos, sino que también proporciona referencias clave para futuras observaciones con el Webb y para próximas misiones de exploración exterior.”

Entre otros participantes destacados en el proyecto se encuentran Charles Schambeau, asistente científico del FSI, y Brittany Harvison, estudiante de posgrado de física en la UCF.

Noemí Pinilla-Alonso, científica planetaria, en el observatorio del Instituto Espacial de Florida (FSI), donde lidera investigaciones sobre los objetos transneptunianos usando datos del telescopio espacial James Webb.

Noemí Pinilla-Alonso: pionera en la exploración del cinturón transneptuniano

La científica asturiana Noemí Pinilla-Alonso, quien lidera parte de estas investigaciones, compartió en una entrevista exclusiva para AstroAventura su entusiasmo por trabajar con el telescopio espacial James Webb. Destacó que obtuvo cien horas de observación para estudiar sesenta objetos, una oportunidad que calificó como esencial para resolver los grandes enigmas sobre el contenido de hielos y la evolución química en los confines del sistema solar.

 Su dedicación a entender los “cubitos de hielo” del sistema solar, como ella misma los denomina, está abriendo nuevas rutas hacia el conocimiento de nuestros orígenes cósmicos. El análisis de los objetos transneptunianos promete, en los próximos años, revolucionar la astrofísica planetaria y acercarnos más a desvelar los secretos de la formación planetaria en nuestro sistema y más allá.

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