Las últimas tres décadas se han hecho grandes esfuerzos por dar caza a diferentes mundos que orbitan otras estrellas, habiendo participado telescopios como Kepler o TESS. Por primera vez desde que inició su ciclo científico, se confirma el primer descubrimiento de un exoplaneta por parte de James Webb.
Empleando datos de archivo tomados por el observatorio TESS; por las siglas en inglés de satélite de escrutinio de tránsito de exoplanetas, se encontraron indicios de un posible exoplaneta orbitando la estrella THS 745 b. Es así como el equipo dirigido por Kevin Stevenson y Jacob-Yaeger solicitaron usar el telescopio espacial James Webb para analizar con gran detalle la curva de luz de la estrella. Utilizando el instrumento NIRSpec; o espectrógrafo infrarrojo, observaron el exoplaneta sin mayores problemas y confirmando con poca incertidumbre su existencia aprovechando solamente dos tránsitos.
Este sería el primer exoplaneta cuya existencia es confirmada por James Webb. A partir de estos mismos datos se logró inferir que cuenta con un tamaño muy similar al de la Tierra, más precisamente un 99 % del diámetro de nuestro hogar. Esto mismo abre las puertas a toda una rama de estudios de mundos rocosos, los cuales son nuestros principales candidatos a poder contener vida.
A la vez que se buscaba confirmar la existencia del exoplaneta orbitando la estrella LHS 475, la cual es una enana roja que se encuentra a 41 años luz de la Tierra en dirección de la constelación de Octans, los cientificos confirmaron que el planeta cuenta con un periodo orbital de 2 días.
Dentro las habilidades de Webb está el estudio de la composición de objetos a gran distancia, pero en el caso de los exoplanetas está limitado a poder estudiar solamente las atmósferas de mundos con tamaño semejante al de la Tierra. Esto mismo logra hacerlo con gran precisión gracias a sus sensibles instrumentos, sin embargo, todavía no se puede concluir definitivamente que tenga una atmósfera y la posible composición de la misma.
A pesar de no conocer que hay, con la información disponible se puede saber con gran certeza lo que no hay. Por ejemplo, la atmósfera no puede ser similar a la de Titán, siendo esta dominada en por metano. De momento no se descarta una composición primaria de dióxido de carbono, semejante a la de Marte o Venus.
Futuras observaciones esperan poder obtener mayor cantidad de datos y tener seguridad sobre si hay o no atmósfera y si esta está hecha de dióxido de carbono. Dado que estos dos escenarios son difíciles de diferenciar con las técnicas empleadas, pasará un tiempo antes de tener una respuesta definitiva. También se busca conocer si contiene nubes, así como continuar la búsqueda de este tipo de mundos, siendo LHS 475 b solamente el primero de una larga que con el tiempo se hará cada vez más larga.
Esta entrada fue modificada por última vez en 11/01/2023 20:31
Jefe de sección Cosmos. Especialista del programa lunar Apollo, mecánica celeste e impresión 3D. Universidad Nacional de Colombia.