El telescopio espacial JWST, diseñado para estudiar planetas rocosos que orbitan estrellas enanas frías, ha observado extensamente TRAPPIST-1 b, el planeta más cercano a la estrella TRAPPIST-1. Este sistema, formado por siete planetas del tamaño de la Tierra, es un laboratorio único para investigar atmósferas planetarias. Un nuevo estudio, publicado en Nature Astronomy, analiza datos infrarrojos recogidos en 2022 y 2023 para determinar si TRAPPIST-1 b tiene atmósfera.
Un estudio publicado en Nature Astronomy destaca la dificultad de confirmar la existencia de atmósferas en exoplanetas mediante datos térmicos de banda ancha. Esta problemática toma relevancia en el marco del programa «Rocky Worlds» del Space Telescope Science Institute, que aplicará este método a numerosos exoplanetas rocosos.
El análisis se centra en medir el calor emitido por el planeta en longitudes de onda de 12,8 y 15 micras. Estos datos permiten evaluar escenarios de superficie y atmósfera. Estudios previos sugerían que el planeta podría ser una «roca desnuda» sin atmósfera, pero las nuevas mediciones apuntan también a la posibilidad de una atmósfera rica en CO2 con brumas.
Aunque el escenario más probable apunta a una superficie rocosa sin atmósfera, no se descarta un modelo más complejo con dióxido de carbono y brumas
Aunque el modelo de roca desnuda sigue siendo el más probable, el estudio no descarta la posibilidad de una atmósfera compleja. Michaël Gillon, de la Universidad de Lieja, señala que observaciones futuras del flujo del planeta durante su órbita podrían resolver el misterio: «Si el calor se redistribuye del lado diurno al nocturno, podría indicar la existencia de atmósfera».
Hay dos posibles escenarios para TRAPPIST-1 b: una superficie de roca ultramáfica o una atmósfera rica en CO2. Nuevas mediciones serán clave para resolver el misterio
Esta entrada fue modificada por última vez en 18/12/2024 21:22
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