Tras ponernos en contacto con Iberia, hemos podido corroborar que, efectivamente, hubo problemas generales para la aviación. Al cierre de esta edición no hemos podido hablar con los pilotos del vuelo de Madrid a San Juan de Puerto Rico para que nos contasen su experiencia en primera persona. Lo que sí nos ha confirmado la compañía es que el vuelo fue desviado a un patrón de espera fuera de la zona de peligro de caída de restos. Una vez se determinó que todos los restos debían haber caído ya al suelo se le permitió aterrizar en su destino.
La Agencia Federal de Aviación estadounidense (FAA) también se hizo eco de los problemas para la aviación. Informó que algunos de los aviones derivados a patrones de espera tuvieron que dirigirse a otros aeropuertos por falta de combustible. Y actualmente están investigando informes de daños en tierra, son poco probables, pero la Starship está diseñada para sobrevivir a la reentrada.
Con más cara que vergüenza Elon Musk no dudó en anotarse, tweet mediante, no se sabe muy bien qué, respecto a este vuelo. La función de un cohete acelerador, de la forma que sea, es impulsar la etapa superior de un lanzador. Para eso y para nada más sirve la etapa Super Heavy por más rimbombante nombre que se le otorgue. Aunque evidentemente, lograr que aterrice es un poco más complicado que solo impulsar la Starship hacía el espacio.
Pero hacer trampas al solitario es muy fácil. Por eso otorga un 50% del peso de una misión a esta etapa, que no tenía un gran avance en su desarrollo, ni logró nada nuevo. En el quinto vuelo ya habíamos tenido las impresionantes imágenes del aterrizaje del Super Heavy.
Y también resulta bastante optimista otorgar un 25% de porcentaje de éxito a la Starship, que probablemente puso en peligro el vuelo de Iberia por otro fallo. Todos los cohetes de SpaceX están equipados con lo que se denomina un sistema de terminación del vuelo automático. O lo que es lo mismo, varios paquetes de explosivos en punto clave del cohete para destruirlo en caso de que se salga de ruta. Pero, los restos del cohete quedaron muy fuera de su corredor de seguridad.
En este momento es complicado, como mínimo, determinar si la explosión a bordo fue causada por dicho sistema o por un incendio a bordo como se especula. Según la telemetría que veíamos los espectadores, faltaba mucho metano en la segunda etapa.
Si de verdad fue un fallo de dicho sistema, la investigación que la FAA ya ha obligado a lanzar a SpaceX, lo determinará. El problema es que Elon Musk tomará control sobre el Gobierno estadounidense el próximo lunes. Y con un amigo personal al mando de la NASA, y su ascendente sobre el Presidente, podría hacer que la Agencia encargada de vigilar la actividades de su empresa pierda poder.
Jefe de sección Actividad Aeroespacial. Especialista en el programa espacial indio. Universidad de Oviedo.