El Falcon Heavy es el lanzador más potente y disponible del mundo. A la Starship, pese a su muy positivo lanzamiento de prueba en el día de ayer, aún le quedan años para que sea posible usarla para lanzar una carga tan delicada como esta sonda. Por otro lado, el SLS era el cohete elegido para lanzar esta misión, sin embargo, no se fabrican los suficientes. Por tanto fue imposible destinar uno de los escasísimos cohetes del programa Artemisa a otro propósito lo cual trajo una ventaja y un inconveniente. Por un lado, el coste del lanzamiento se redujo a menos de una décima parte, pero por otro, el tiempo para llegar a Europa aumentó en varios años al necesitarse más asistencias gravitatorias.
Tras despegar en hora desde la plataforma LC-39A de Cabo Cañaveral, el cohete, en esta ocasión totalmente desechado buscando exprimir hasta la última gota de energía del lanzador puso en órbita la sonda. Y unos minutos después un nuevo encendido del Falcon Heavy puso en camino de escapar de la Tierra a la sonda de más de cinco toneladas, una de las misiones más pesadas al sistema solar exterior.
Europa es la segunda luna galileana más cercana a Júpiter, eso la sitúa en la zona de muerte de los anillos de radiación del gigante gaseoso. Que además, son los más grandes del sistema solar y con dosis de radiación electromagnética suficientes para acabar con toda vida que intente permanecer demasiado tiempo en ellos.
Y lo peor, son capaces de acabar con la vida robótica igual de fácilmente que la biológica, el metal no es suficiente escudo en este mundo.
Y aunque Europa Clipper no es la primera misión que se adentra en las zonas más peligrosas de Júpiter, es cierto que es la primera cuya misión se centra en ellos. Por eso, uno de los mayores quebraderos de cabeza de Europa Clipper ha sido diseñar un escudo anti radiación que permita sobrevolar treinta y cinco veces la luna en dos años desde su llegada.
Y hablando del tiempo, este es el mejor escudo que existe. Reducir la exposición y maximizar el tiempo entre ellas es la mejor forma de evitar los daños que esta produce. Como hemos comentado en párrafos anteriores, esta es una misión de muchos millones y un objetivo muy importante, perderla tras solo dos años de operación, sería un desastre cara al público y políticos.
Sin embargo, son estos anillos de radiación tan peligrosos los que hacen que pueda existir vida en Europa. La ventaja es que se encontraría, hipotéticamente, sumergida en un océano enterrado bajo 70 kilómetros de hielo.
Las fuerzas de marea y la radiación habrían calentado el interior del planeta, derritiendo el hielo y creando condiciones favorables para la aparición y desarrollo de vida. Aún así, no es probable que encontremos tiburones nadando en ese océano, aunque puedan existir.
Hay un motivo por el cual las misiones Flagship simplemente no tienen un límite presupuestario al que ceñirse. Conquistar el Sistema Solar, quien sabe si dentro de no tanto incluso más allá, es sistemáticamente acompañado de presupuestos que asustan. Aunque aún así, no son comparables al precio que tiene la exploración tripulada. Solo con el coste de desarrollo del cohete SLS se podrían lanzar cinco misiones del precio de Europa Clipper.
Europa Clipper lleva fraguándose muchos años, específicamente se propuso bajo el nombre EHMF (Europa Habitability Mission Flyby) en 2011, aunque existían propuestas anteriores. Desde aquellos días hasta hoy la misión ha perdido un aterrizador, una sonda hermana, que finalmente si existe como JUICE, pero son proyectos separados. También cambió su objetivo de ser un orbitador de la luna a ser una sonda de sobrevuelo y cambió su forma de alimentación de radio generadores de isótopos a paneles solares infinitamente más baratos.
Esta entrada fue modificada por última vez en 14/10/2024 18:30
Jefe de sección Actividad Aeroespacial. Especialista en el programa espacial indio. Universidad de Oviedo.