«Los animales, incluidos los humanos, dependen de sus microbios para mantener un sistema inmune y digestivo saludable (…) No entendemos del todo cómo los vuelos al espacio alteran estas interacciones beneficiosas», explica Jaime Foster, el investigador jefe del departamento de la NASA que investiga el efecto de la microgravedad en los microorganismos.
Los 5.000 tardígrados de la NASA llegarán a la estación a bordo del cohete Falcon 9 de Space X a principios de junio. Pero no estarán solos. Los acompañarán 128 calamares luminiscentes hawaianos.
Precisamente porque en su interior habitan bacterias que se iluminan en la oscuridad serán de gran ayuda para «determinar cómo los microbios colonizan e influyen en el desarrollo de los animales», añaden desde el departamento que dirige Foster.