El camino, formado por placas de 30 centímetros de ancho y cavidades en el acantilado para pies y manos, atrae desde hace dos mil años miembros de las familias reales chinas y ahora a los turistas.
Por la información que se puede leer en la prensa local, más que una atracción, el monte Hua (2.154 m) parece ser una verdadera trampa para los turistas.
Se estima que 100 personas mueren cada año en esta montaña sagrada situada a unos mil kilómetros al suroeste de Beijing, datos que han llevado a muchos a describirla como la ruta más peligrosa del mundo, al menos en lo que respecta a los senderos turísticos.
Desde el siglo II a.C. la montaña fue lugar de peregrinaje para las familias reales, monjes y gente común que quería visitar los importantes templos y sitios religiosos taoístas situados a los pies y en varias cimas del monte.
Ahora esta atracción de infarto engancha a miles de turistas, que se amontonan en las pasaderas sobre el abismo. Desde los años 90 las autoridades reforzaron las estructuras de pasaderas y ofrecen arneses, algo de que muchos aprovechan para tomarse escalofriantes ‘selfies’ sobre el abismo.