1. Unas semanas antes del legendario vuelo de Yuri Gagarin, el 12 de de 1961, enviaron al espacio un maniquí llamado Iván Ivánovich con un perro llamado Zvezdochka (Estrellita). En la nave había un magnetofón que transmitía a la tierra grabaciones de recetas culinarias y canciones corales. Se hizo específicamente para confundir a los estadounidenses, que seguían el vuelo y durante mucho tiempo trataron sin éxito descifrar esta información “cifrada”.
Asiento del cosmonauta en la nave espacial “Vostok”
Alexánder Mokletsóv
2. Decidieron colocar la inscripción que decía CCCP en el casco, tan solo 20 minutos antes del vuelo. En el último momento pensaron que al volver a la Tierra podían confundir al cosmonauta con un espía extranjero. Precisamente un año antes en el territorio soviético habían derribado un avión de reconocimiento estadounidense pilotado por Francis Gary Powers, que llevaba un casco similar.
Yuri Gagarin se despide de sus amigos antes de su vuelo al espacio
3. La frase que Gagarin tenía que decir antes del lanzamiento era “Tripulación, despegue”. Sin embargo el cosmonauta se saltó el protocolo y pronunció el famoso “Poyéjali” (¡Vamos!). Es lo que solía decir su instructor de vuelo de aviones, Mark Gallai, que realmente no entendía por qué había que referirse a la tripulación si solo había una persona a bordo.
Yuri Gagarin antes del vuelo al espacio
4. La nave Vostok-1 en la que iba Gagarin se controlaba automáticamente, ya que nadie podía predecir cómo se comportaría una persona en condiciones tan extremas. En caso de que fuera necesario, Yuri recibió un sobre con un código para activar el control manual, pero para obtenerlo había que resolver un problema aritmético sencillo que sería difícil para una persona en estado de pánico.
La nave Vostok-1
5. Antes de su viaje Gagarin escribió una carta de despedida a su mujer Valentina, que tendría que haber recibido en caso de muerte. La esposa del primer hombre en el cosmos la leyó siete años después, cuando Gagarin falleció en una accidente aéreo el 27 de marzo de 1968.
6. En aquella época no estaba claro cómo podría pasar una nave espacial a través de la densa atmósfera cuando descendiera. Al ver unas llamas en las compuertas, Gagarin pensó que iba a suceder una catástrofe y comunicó a los que estaban en tierra: “Me estoy quemando, adiós, camaradas”. Por razones obvias, se decidió olvidar estas palabras.
Los científicos monitorean el estado de Yuri Gagarin en el espacio desde el centro de control de vuelo
7. El rango de Gagarin al comenzar su vuelo era de teniente primero y cuando aterrizó se había convertido en comandante. Según una versión el propio Jrushchov solicitó personalmente al ministro de Defensa, Rodión Malinovski, que elevaran el rango del cosmonauta, pasando por encima del rango de capitán.
Yuri Gagarin y Nikita Jrushchev
Alexánder Serguéyev
8. La primera vez que se llevaron armas ligeras al espacio fue durante el vuelo de Vostok-1. A Yuri Gagarin le dieron una pistola Makarov ya que se creía que podía aterrizar en una zona remota donde tendría que luchar contra los animales salvajes. Eso es lo que ocurrió en 1965 con la tripulación del Vosjod-2, que tuvo que hacer disparos disuasorios para alejar a osos y lobos en la taiga del sur de los Urales.
Cápsula de a nave espacial «Vostok»
9. Era técnicamente imposible que Gagarin aterrizara en la cápsula, así que se tuvo que catapultar y saltar en paracaídas. Las válvulas para poder respirar no funcionaron en su escafandra hermética así que, por momentos, se ahogó. El primer hombre en el espacio, que había superado todas las dificultades del viaje, estuvo a punto de morir justo al final.
Yuri Gagarin después del aterrizaje de la nave espacial «Vostok»
10. Dos días después del viaje, en un encuentro en el Kremlin con Nikita Jrushchov, el mandatario lo llevó a un lado y le preguntó si había visto a Dios. El cosmonauta respondió de broma que lo había visto, a lo que el político respondió: “Te pido que no se lo digas a nadie”. Después de un tiempo se le acercó el patriarca Alexéi I con la misma pregunta y Gagarin no bromeó: “No, padre, desgraciadamente no lo vi”. Entonces Alexéi le dijo: “Te pido, Yura, que no se lo digas a nadie”.
Seis décadas después del histórico vuelo que puso por primera vez a un hombre en el espacio, en Nóvgorod, la ciudad desde la que despegó Yuri Gagarin, 500 drones iluminaron el cielo nocturno para recrear la historia espacial de la URSS.