El sistema solar cuenta con dos peculiares regiones donde encontramos una mayor densidad de cuerpos menores como asteroides o cometas. Los primeros se encuentran en el cinturón principal y los otros en el cinturón de Fernández-Kuiper. Sin embargo, podemos encontrar de ambos tipos en los lugares contrarios. Cuando apuntamos nuestros telescopios a estos cuerpos fuera de su región habitual se abre la oportunidad a entenderlos mejor. En esta ocasión James Webb descubrió agua en un enigmático cometa muy cercano al Sol.
La gran mayoría de los objetos que conocemos de nuestro vecindario provienen de la misma nube de polvo y gas que dio paso al Sol y una consiguiente nube protoplanetaria. Esta contaba con los restos de muchas otras estrellas previas, que en su muerte liberaron gran cantidad de metales. Gracias a esto había gran disponibilidad de hidrógeno y oxígeno para dar paso a los extensos océanos terrestres, los profundos mares de las lunas de Júpiter y Saturno y un enorme enjambre de cometas.
Dada la enorme volatilidad del agua, fácilmente se evapora al entrar en contacto directo con la luz solar a una distancia menor a la separación media entre el Sol y Marte. Sin embargo, se ha encontrado hielo en lugares como el polo norte de Mercurio y el polo sur de la Luna.
Los cometas se caracterizan por contener grandes cantidades de agua congelada. Misma que se sublima cuando el objeto alcanza su mayor aproximación al Sol, liberado los gases y creando lo que se conoce como coma cometaria.
Empleando el instrumento NIRSPec del telescopio espacial James Webb, astrónomos lograron confirmar por primera vez la presencia de vapor de agua en el cometa Read o 238P, el cinturón de asteroides. Ofreciendo la oportunidad de estudiar depósitos de este preciado líquido del sistema solar primordial. Sin embargo, abre nuevas preguntas, dado que la proporción de dióxido de carbono es mucho menor a la esperada.
El cometa Read es uno de los especímenes que forzaron una nueva clasificación para algunos objetos del cinturón principal, dado que este y otros ejemplares eran muy diferentes a los asteroides que allí se encuentran. 238P muestra periódicamente una cola y coma, como un cometa del cinturón de Kuiper.
Al analizar el espectro del objeto y encontrar la huella del agua se ofrece un fuerte fundamento sobre la categoría del objeto. Confirmando así que es un cometa. Por otro lado, la casi total ausencia de dióxido de carbono sorprendió a los investigadores. Donde este comprende típicamente un 10 % de la masa de compuestos volátiles, junto al agua.
Una posible explicación propone una formación en una región donde había poco carbono. Mientras otra expone un proceso por el cual el CO₂ habría escapado mucho antes y más rápido que el agua encontrada recientemente.
Gracias a la sensibilidad de Webb se encontraron evidencias sólidas de la presencia de agua en el cinturón principal. Esto es el primer paso para conocer mejor los cuerpos del sistema solar interior. Así como ofrecer un impulso para el diseño y fabricación de una sonda que permita regresar muestras a la Tierra para un estudio más detallado.
Esta entrada fue modificada por última vez en 03/04/2024 14:09
Jefe de sección Cosmos. Especialista del programa lunar Apollo, mecánica celeste e impresión 3D. Universidad Nacional de Colombia.