El panorama actual en la exploración espacial se caracteriza por el esfuerzo de varias naciones en volver a llevar personas a la Luna y sentar las bases para las primeras bases en ella. Se están desarrollando diferentes técnicas y tecnologías para aprovechar los recursos presentes en el satélite para la obtención de energía y la fabricación de hábitats que protejan las tripulaciones y equipos de radiación, calor, frío y micrometeoritos.
Estados Unidos, China y sus respectivos aliados se encuentran en una era de considerable inversión en ciencia y tecnología para alcanzar la Luna. Por el lado de China han lanzado 9 sondas espaciales, las llamadas Chang’e de la 1 a la 6, Chang’e 5T1 y los satélites de retransmisión Queqiao, además de cuatro cubesats.
China tiene el objetivo de llevar al primer astronauta chino a la Luna antes del 2030. Está desarrollando la cápsula espacial Mengzhou y el módulo de aterrizaje Lanyue, para permitir a dos de los tres tripulantes caminar por la superficie. Donde las tecnologías necesarias para tal hazaña son probadas en las sondas Chang’e.
Después de los aterrizajes, China busca crear sus primeros asentamientos, sin embargo, el costo de llevar carga hasta la Luna es muy elevado. Por esto mismo, es necesario optimizar los recursos que se pueden llevar y aprovechar al máximo el entorno.
Dada la escasez de regolito lunar en la Tierra, fuera de algunos meteoritos de origen lunar y las muestras traídas por sondas y las misiones Apolo, se emplean simuladores. Se busca replicar de la mejor manera la composición y estructura que compone el polvo en la superficie lunar. Este se emplea para probar trajes espaciales, estudios de interacción entre el regolito y los gases de los motores cohete y técnicas para su aprovechamiento.
Un ejemplo llamativo es el proyecto Blue Alchemist de Blue Origin. A partir de simuladores de regolito lunar los ingenieros lograron fabricar paneles solares. En el proceso se funde el material y se separa por elementos, entre ellos silicio de alta pureza y la extracción de oxígeno para obtener energía y alimentar la atmósfera artificial de la base o nave.
En la Universidad de Huazhong de Ciencia y Tecnología, un equipo fabricó una serie de ladrillos a partir de un simulador de regolito lunar. Para ello emplearon un horno de alta presión al vacío, donde se combina una gran presión y temperatura de 1000 grados centígrados.
Huazhong University develop strong "lunar soil bricks" for potential moon base construction. A brick will be tested on the Tiangong space station and return to Earth in 2025. Full HD:https://t.co/0OdzhTPubf pic.twitter.com/77p75O8mul
— CNSA Watcher (@CNSAWatcher) October 19, 2024
El producto final es un ladrillo tres veces más resistente que los usados normalmente en construcción. Tal que un centímetro cuadrado es capaz de soportar hasta una tonelada de peso. Al menos en el simulador del regolito recolectado por la sonda Chang’e 5.
Los ladrillos deben ser buenos aislantes, protegiendo el interior de los bruscos cambios de temperatura del exterior. En la Luna, la temperatura oscila entre 200 grados en el día y hasta -190 en la noche. También mantener su estructura ante la radiación cósmica, constantes impactos de meteoritos y terremotos lunares.
Para probar sus propiedades, varios de estos ladrillos serán expuestos al espacio entre 1 y 3 años en el exterior de la Estación Espacial China. Estos irán a bordo del carguero Tianzhou 8 programado para las próximas semanas.
Esta entrada fue modificada por última vez en 24/10/2024 21:12
Jefe de sección Cosmos. Especialista del programa lunar Apollo, mecánica celeste e impresión 3D. Universidad Nacional de Colombia.