Un equipo internacional de astrofísicos descubrió cientos de misteriosas estructuras en el centro de la Vía Láctea.
Estos hilos cósmicos unidimensionales son cientos de filamentos horizontales o radiales, cuerpos delgados y alargados de gas luminoso que potencialmente se originaron hace unos pocos millones de años cuando el flujo de salida de Sagitario A*, el agujero negro supermasivo central de la Vía Láctea, interactuó con los materiales circundantes, según un estudio publicado el viernes en The Astrophysical Journal Letters.
Los filamentos tienen una longitud relativamente corta, de entre 5 y 1
Los hallazgos se producen casi 40 años después de que Farhad Yusef-Zadeh, autor principal del estudio, y otros investigadores descubrieran otra población de casi 1.000 filamentos unidimensionales, verticales y mucho más grandes, de hasta 150 años luz de longitud cada uno, cerca del centro de la galaxia.
Yusef-Zadeh y sus colaboradores también hallaron otros cientos de filamentos verticales emparejados y agrupados en la misma zona en 2022, dándose cuenta de que los filamentos estaban probablemente relacionados con la actividad de Sagitario A* y no con estallidos de supernovas, como habían pensado anteriormente. El nuevo estudio refuerza y amplía los hallazgos anteriores.
Yusef-Zadeh, profesor de Física y Astronomía de la Facultad de Artes y Ciencias Weinberg de la Universidad Northwestern, declaró en un comunicado de prensa que el hallazgo de «una nueva población de estructuras que parecen apuntar en dirección al agujero negro» fue una sorpresa.
«La verdad es que me quedé de piedra cuando las vi. Tuvimos que trabajar mucho para comprobar que no nos estábamos engañando a nosotros mismos», añadió Yusef-Zadeh, que también es miembro del Centro de Exploración e Investigación Interdisciplinaria en Astrofísica. «Descubrimos que estos filamentos no son aleatorios, sino que parecen estar ligados al flujo de salida de nuestro agujero negro (…). Es satisfactorio cuando uno encuentra orden en (el) medio de un campo caótico del núcleo de nuestra galaxia».
Los hallazgos relacionados con el agujero negro situado a unos 26.000 años luz de la Tierra son «realmente emocionantes» y «demuestran lo hermoso que es el universo», afirmó Erika Hamden, profesora adjunta de Astronomía de la Universidad de Arizona, quien no participó en el estudio.
Sagitario A* «es el agujero negro supermasivo más cercano a nosotros, pero es relativamente silencioso y, por tanto, algo difícil de estudiar realmente», añadió Hamden. «Pero este trabajo aporta pruebas de que recientemente estuvo expulsando bastante energía al espacio en forma de chorro y flujo de salida cónico».
Más información sobre la Vía Láctea
Los investigadores hallaron las estructuras analizando imágenes producidas por el telescopio MeerKAT del Observatorio Radioastronómico Sudafricano, que cuenta con 64 antenas parabólicas de casi 20 metros de altura cada una y conectadas a lo largo de 8 kilómetros de una zona escasamente poblada con interferencias mínimas.
«Las nuevas observaciones del MeerKAT han cambiado las reglas del juego», afirma Yusef-Zadeh. «Es realmente un logro técnico de los radioastrónomos».
A pesar de las similitudes entre los filamentos recién descubiertos y los identificados en 1984, los autores del nuevo estudio no creen que las poblaciones compartan exactamente los mismos rasgos.
Los filamentos verticales están situados en línea perpendicular al plano galáctico, mientras que los horizontales son paralelos al plano y apuntan radialmente hacia el agujero negro, según el comunicado de prensa. Los filamentos verticales rodean el núcleo de la Vía Láctea, pero los horizontales parecen extenderse hacia un lado, en dirección al agujero negro.
«La distribución y alineación de los filamentos puede ayudar a mostrar cómo el material se ha movido y distorsionado en el pasado», dijo Hamden.
Su comportamiento también difiere: los filamentos horizontales emiten radiación térmica y material asociado a nubes moleculares parcial o totalmente incrustadas en el flujo de salida del agujero negro, escribieron los autores. Las nubes moleculares están formadas por gas, polvo y estrellas. Los filamentos verticales, en cambio, son magnéticos y contienen electrones de rayos cósmicos que se mueven casi a la velocidad de la luz.