El planeta rojo, un mundo que oculta grandes secretos, sigue sorprendiendo a los científicos con observaciones realizadas por sondas espaciales. A pesar de ser considerado como un desierto totalmente carente de agua, nuevas observaciones muestran la formación de una delgada capa de hielo sobre el Monte Olimpo, la montaña más alta del sistema solar. Su ciclo de aparición y desaparición supone una nueva perspectiva al clima de Marte.
Clima marciano
Comúnmente se tiene la idea de que Marte carece de una atmósfera, aunque en realidad existe una delgada y poco densa capa de gases compuesta principalmente por dióxido de carbono y en una mucho menor proporción agua. Este sirve como mecanismo para transportar ambos compuestos alrededor del planeta, permitiendo la formación y constante cambio de los casquetes polares y la recién descubierta escarcha en la caldera del Monte Olimpo.
Marte cuenta con una órbita considerablemente elíptica. En su punto más cercano al Sol se ubica a 206 millones de kilómetros, mientras en el más lejano a 249 millones de kilómetros, provocando un cambio más drástico en sus estaciones a lo largo del año marciano, en comparación a la Tierra. Además, su delgada atmósfera falla en estabilizar la temperatura entre el día y la noche, subiendo hasta 20 °C y bajando hasta -90 °C.
Empleando datos de las sondas ExoMars y Mars Express de la ESA, y durante un estudio de las regiones ecuatoriales del planeta, se observó por primera vez parches de escarcha en los volcanes de la región de Tharsis. Hogar del Monte Olimpo, Tharsis Tholus, Ascraeus Mons, Pavonis Mons y Arsia Mons, cuyos tamaños son entre una y tres veces el del monte Everest. Así como el recientemente descubierto Noctis volcano, oculto a simple vista.
Agua en los grandes volcanes
Si bien se sabe de la presencia de agua en la atmósfera de Marte, este descubrimiento supone tal interés por la formación de nieve en una región tan cercana al ecuador marciano. Si bien el estudio no se enfocaba en buscar este fenómeno, las condiciones fueron las correctas para detectarlo.
Posteriores análisis y continuas observaciones mostraron que la delgada capa de escarcha, cuyo grosor no supera al de un cabello humano, se forma pocas horas antes del amanecer y desaparece rápidamente a la luz del Sol. Si bien en las faldas de los montes y el terreno de Tharsis tienen una temperatura muy alta para la condensación y congelación del agua, existen corrientes de viento que transporta el compuesto hasta las calderas de los extintos volcanes, donde las condiciones son las correctas para la aparición de escarcha.
Se estima que este proceso supone el flujo de aproximadamente, 150 000 toneladas de agua, la cual cambia de estado diariamente y se mueve entre la superficie y la atmósfera. Aunque el fenómeno solo tiene lugar durante las temporadas más frías. Este mismo microclima permite la formación de una extensa nube en el Arsia Mons, sujeta también a la estación del año.
Este descubrimiento, además de permitir conocer más sobre el planeta rojo tiene fuertes implicaciones en las futuras misiones tripuladas a Marte. Donde la búsqueda, extracción y explotación del recurso puede facilitar asentamientos y extender la estadía de expediciones.