Marte es, además de la Tierra, el planeta más explorado del sistema solar. Decenas de sondas han escudriñado los miles de kilómetros que componen su superficie, la extraña dinámica de su atmósfera, en búsqueda de pistas sobre la presencia y desaparición de extensos océanos. Cada satélite y aterrizador cuenta con ciertos instrumentos para analizar aspectos puntuales, sin embargo, el propio movimiento alrededor del planeta puede usarse para estudiar el planeta en su interior.
Estructuras subterráneas
Un nuevo estudio analizó las perturbaciones orbitales de varias sondas espaciales, estas se deben a sutiles variaciones en la densidad de la región por la cual sobrevuelan, modificando en una pequeña cantidad la rapidez y dirección de movimiento.
El mapa creado muestra la profundidades de Marte, indicando las variaciones en la gravedad observada, medida en miligales, es decir, la milésima parte de una aceleración de un centímetro por segundo cuadrado.
Resaltan dos áreas de peculiar interés. En el polo norte se han detectado al menos veinte estructuras gruesas, densas y lisas en lo que se cree fue el fondo de un antiguo océano. Gracias a los estudios de anomalías gravitacionales pudieron ser detectadas, aunque resulta imposible, por el momento, determinar su origen.
Por otro lado, en la región de Tharsis resalta una gravedad considerablemente mayor, rodeada por una de menor. Una masa de baja densidad de 1750 kilómetros de largo a 1100 kilómetros de profundidad les ofrece a los grandes volcanes de Marte, incluido el Monte Olimpo, un impulso vertical. Se asocia esta fuerza a un posible flujo de lava en el interior del planeta, con el potencial de un futuro crear nuevas estructuras volcánicas en la superficie.