En las minas de Dallol, a 50 ºC y 100 metros bajo el nivel del mar, se desempeñaba sin duda el trabajo más duro del mundo.
Es imposible imaginarse a alguien viviendo aquí, sin embargo, desperdigadas en este enorme erial se ven las ruinas de lo que un día fue una comunidad; hay casas, camionetas rotas, tuberías… pedazos de infraestructuras que parecen incrustadas en la tierra durante décadas.
No parece de este planeta, más bien se ve como un paisaje alienígena; es un extraño paraje totalmente desprovisto de vida vegetal y animal, de colores imposibles, con pozos de agua iridiscente, fuentes termales… no existe nada parecido en el mundo.
Es un paisaje extraterrestre amarillo, verde y rojo con místicas formaciones geológicas. Es un horno, no hay ni una pizca de sombra en kilómetros a la redonda, no hay vegetación; solo un sol abrasador en el cielo, es un infierno.
En la actualidad es un pueblo abandonado, pero hace décadas hubo aquí un grupo de gente empeñado en convertirlo en su hogar, lo llaman “ la tierra de los muertos”…
Afar, una región al norte de Etiopía en la que se haya un paisaje sobrenatural plagado de peligros donde se desarrollaba el trabajo más duro del mundo.
La geología de este lugar es brutal, por lo que hay muchos esqueletos. Es uno de los sitios más calurosos y bajos del mundo. Está a unos 120 metros por debajo del nivel del mar. Aquí el mercurio puede llegar a los 50 ºC.
Forma parte de una grieta en un valle en la que dos placas tectónicas van separándose la una de la otra, es como si la tierra se abriera literalmente.
La clave de este lugar se haya bajo tierra. Un paisaje en el que la biología se mezcla con la química. Hay un volcán bajo la superficie que entra en erupción bajo esas capas salinas. El volcán interactúa con el lecho rocoso disolviendo las sales lo que da lugar a interesantes fluidos ácidos hidrotermales, es un paraíso químico.
Y un elemento químico de Dallol era especialmente apreciado en todo el mundo, la potasa.
La potasa es una mezcla de varias sustancias químicas con gran contenido en potasio. Era algo casi inaudito hallar tales concentraciones de potasa en la superficie terrestre, esta se acabó rascando de la superficie sin necesidad de perforar.
La potasa se usa en fertilizantes y otras reacciones químicas y era algo extraordinario encontrarla en la superficie de la tierra.
En 1912 dos exploradores italianos obtuvieron la primera concesión minera de potasa, lo que dio comienzo a la explotación industrial de este valioso recurso.
Había mucha demanda de potasa, la agricultura crecía en todo el mundo lo que aumentó la necesidad de fertilizantes, así que cada vez había más personas trabajando en las minas.
Los trabajadores construyeron casas como pudieron; los mineros que vinieron a trabajar aquí, construyeron casas como esta y para ello utilizaron la sal de roca presente en la zona. En lugar tan complicado y remoto, todo, incluida el agua potable, había que traerla de otros lugares. Pero la comunidad minera de Dallol realizando el trabajo más duro del mundo, logró prosperar.
Ni el sofocante calor, ni la inestabilidad del suelo desalentaron a quienes venían hasta aquí en busca de fortuna. Las grandes empresas no tardaron en llegar.
Generadores para el agua y los cables que usaban para obtener electricidad.
Todos los objetos metálicos están oxidados, no hay más que fijarse en este Land Rover y otra camioneta que lleva ahí unas pocas décadas y está totalmente hecha pedazos.
En 1945 se construyó una línea ferroviaria de 70 kilómetros para transportar la valiosa potasa hasta el puerto de Mersa Fatma en Eritrea. El tren disparó la producción e hizo que más gente acudiera a las minas. En su punto álgido se extraían 50 mil toneladas, era la tierra de las oportunidades…
La potasa era sinónimo de éxito pero las condiciones laborales en Dallol eran deleznables, era el el trabajo más duro del mundo. Había agua ácida por todas partes de las que emanaban gases nocivos. Los mineros entraban en contacto con fluidos peligrosos. Trabajaban en el lugar más caluroso del planeta, igual decir que era un ambiente peligroso es quedarse corto.
Las sustancias que podían hallarse y extraerse excedían todos los riesgos posibles, el negocio de la potasa no podía durar. El implacable calor y el peligro de un desastre volcánico amenazaban con acabar con Dallol, pero al final su declive se debió a los cambios económicos derivados de la I Guerra Mundial. Era más sencillo conseguir potasa de otras fuentes en Alemania y EE.UU. En cuanto el mercado mundial de la potasa cambió mínimamente y los beneficios decrecieron los inversores se fueron a toda velocidad.
Dallol está abandonado hoy en día pero aún se siguen explotando algunas partes de la zona; la gente de Afar va a menudo de noche a extraer grandes losas de sal que cargan en sus camellos y venden después en los mercados
Esta entrada fue modificada por última vez en 29/04/2021 14:13
Ciencia, naturaleza, aventura. Acompáñanos en el mundo curioso.