Fiebre lunar: Japón lanza a la vez las misiones SLIM y XRISM

sonda japonesa luna

La JAXA acaba de lanzar la tercera misión rumbo a la Luna de este verano, a bordo del cohete H-II A 202. El módulo de aterrizaje SLIM, la gran apuesta de la agencia espacial japonesa para conquistar por primera vez nuestro satélite. Irá acompañado de XRISM, un satélite que se quedará en órbita terrestre y estudiará grandes eventos muy energéticos en el cosmos.

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El lanzamiento

El lanzamiento se produjo desde el único espacio puerto disponible en Japón. El Centro Espacial de Tanegashima está situado en el extremo sur del país, en una de las islas más grandes excluyendo las cuatro principales. Desde aquí el único cohete japonés de cargas pesadas, el H-II despegó. Disponible en varias versiones, la seleccionada fue la H-II A 202.

Esta incorpora dos cohetes aceleradores de combustible sólido y es capaz de transportar hasta 10 toneladas a órbita baja terrestre o 4,1 a una de transferencia geoestacionaria. Suficiente para levantar la masa de 2500 kilogramos que suman ambas cargas. Mientras que SLIM solo pesa 190 kg, es XRIM la que suma la mayor parte del peso con 2300kg.

Sus misiones son muy diferentes, pero ambas vuelven a elevar el nivel que muestra la agencia espacial japonesa al mundo. Aunque a veces estas misiones acaben pasando más desapercibidas que las de otras agencias espaciales. Este problema es parcialmente achacable a una política de comunicación volcada en el público nacional siendo raras las publicaciones en otro idioma que no sea el japonés, ni siquiera en inglés.

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Imagen generada por ordenador de SLIM aterrizado en la Luna. Fuente: JAXA

SLIM, hilando fino en la Luna

La principal carga de este vuelo, por repercusión y por presupuesto es SLIM. Estás siglas responden a Smart Lander for Investigating Moon (Aterrizador Inteligente para Investigación Lunar). Con destino a la Luna, igual que hace un mes Chandrayaan 3 y Luna 25, aunque con más parecidos con la primera que con la segunda. Para empezar está alimentada por paneles solares. También su principal objetivo es aterrizar aunque con una importante diferencia respecto la misión india.

Pese a ser su primer intento de aterrizar en la Luna, Japón ha aterrizado ya en 2 asteroides con gran precisión y éxito. Además de devolver a la Tierra muestras de estos mismos objetos. Sin embargo, nadie ha aterrizado en un cuerpo tan grande como la Luna, o Marte en un espacio tan reducido como el que pretende esta misión.

La elipse o el círculo de aterrizaje es el área donde se estima e intenta que una nave espacial aterrice, en la Luna, en Marte o en cualquier cuerpo, incluido la Tierra. Esta normalmente tiene al menos varios kilómetros de diámetro o en el caso de las elipses en el eje menor. La NASA consideró un éxito una elipse de 7,7×6,6 kilómetros en el aterrizaje de Perseverance. Pero SLIM apunta a un círculo de aterrizaje de solo 100 metros de diámetro.

Además no es cualquier zona, si no que intentará realizar su aterrizaje en una zona en cuesta, la razón es acceder a dos cráteres recientes. Esto permitirá a los escasos instrumentos del aterrizador y otras dos sub sondas que transporta analizar partes de la Luna que están menos contaminadas por el medio interplanetario.

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Imagen de XRISM siendo sometido a la prueba de ruido antes de su montaje en el cohete. Fuente: JAXA

XRISM, el observatorio resurgido de las cenizas

La historia de XRISM es un poco extraña, su nacimiento responde a ser un puente entre los actuales telescopios de Rayos X y los futuros. Otros espectros de onda ya tienen sus reemplazos en activo o muy próximos, como son el James Webb o el Thirty Meter Telescope. Sin embargo, el próximo gran observatorio de Rayos X, ATHENA, no tiene previsto su lanzamiento hasta al menos 2035, a lo que se le deben sumar los esperables retrasos por diferentes problemas técnicos.

Este problema se afrontó de forma bastante solidaria e internacional bajo la dirección de la JAXA en 2016. La misión Hitomi es la predecesora directa de XRISM, sin embargo, un problema con el sistema de guía inercial del satélite provocó su pérdida casi inmediatamente tras su lanzamiento.

Aquel mismo año Japón decidió que ese fracaso no podía dar al traste con la formación de una generación de científicos. Este razonamiento responde a la necesidad de nutrir a estudiantes de astrofísica con nuevos instrumentos. Esto sirve para que aprendan pasos como la calibración de instrumentos y el análisis de primeros resultados, para ser los mentores de la siguiente generación cuando ATHENA despegue. Para esta repetición de Hitomi tanto la NASA como la ESA han vuelto a prestar ayuda técnica y económica.

Martín Morala Andrés