Los autores proponen que las fuerzas se almacenan en la corteza terrestre −la capa más superficial− antes de las erupciones debido a los movimientos de las placas tectónicas. Estas fuerzas se liberan a medida que el magma ingresa en la corteza.
Michelle Parks, de la Oficina Meteorológica de Islandia y coautora del estudio explica a SINC: “A medida que la tensión tectónica almacenada se liberó por los terremotos, hubo una menor migración lateral del magma, lo que resultó en una disminución en la sismicidad y la deformación”.
“El magma se vio obligado a viajar más alto en la corteza, lo que condujo a una reducción en la presión impulsora; además, la parte superior de la corteza aquí es débil, por lo que el magma pudo moverse hacia la superficie en una manera relativamente silenciosa, sin más aumentos en la actividad sísmica antes del inicio de la erupción”, añade.