“Hallazgo imposible”: Científicos descubren algo que no debería estar en el corazón de la Vía Láctea

Dos de las estructuras más extrañas de la galaxia acaban de volverse aún más enigmáticas. Las burbujas de Fermi, dos enormes esferas de plasma sobrecalentado que se elevan por encima y por debajo del centro de la Vía Láctea como un gigantesco reloj de arena, llevan millones de años expulsando materia desde el núcleo galáctico. Actualmente se extienden unos 50 000 años luz de punta a punta, lo que las hace tan altas como la mitad del diámetro de la galaxia.

Las burbujas de Fermi son dos enormes esferas de gas y rayos cósmicos que se elevan sobre la Vía Láctea, cubriendo una región aproximadamente tan grande como la propia galaxia. Estas gigantescas burbujas espaciales podrían estar alimentadas por un fuerte flujo de materia procedente del centro de la Vía Láctea. (Crédito de la imagen: NASA Goddard)

El hallazgo inesperado

Un equipo de científicos que estudia estas burbujas con el radiotelescopio Green Bank de la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos ha encontrado algo sorprendente: ocultas en su interior hay enormes nubes de hidrógeno frío que, de forma inexplicable, han sobrevivido en un entorno extremadamente caliente. Según los investigadores, estas nubes serían los restos de estructuras mucho mayores expulsadas del centro galáctico hace varios millones de años.

«Es como dejar caer un cubo de hielo en agua hirviendo: uno pequeño se derrite rápido, pero uno grande aguanta más tiempo, aunque se vaya deshaciendo», explica el autor principal del estudio, Rongmon Bordoloi, profesor asociado en la Universidad Estatal de Carolina del Norte. «Creemos que estas nubes son vestigios de estructuras que ahora están siendo erosionadas por el viento galáctico».

Una erupción más reciente de lo que se creía

Este hallazgo podría indicar que el agujero negro supermasivo de la Vía Láctea, conocido como Sagitario A*, tuvo un violento estallido de materia mucho más reciente de lo que se pensaba. Los resultados, publicados el 7 de julio en The Astrophysical Journal Letters, sugieren que este evento ocurrió hace apenas unos pocos millones de años, un parpadeo en términos cósmicos.

Las burbujas de Fermi ocultan nubes de gas hidrógeno. (Crédito de la imagen: NSF/AUI/NSF NRAO/P.Vosteen)

Nubes que no deberían existir

Descubiertas en 2010 por el Telescopio Espacial de Rayos Gamma Fermi de la NASA, las burbujas alcanzan temperaturas superiores al 1 000 000 kelvin  y solo son visibles en rayos gamma. Coinciden en parte con las llamadas burbujas eROSITA, detectadas en rayos X. La teoría más aceptada es que ambas estructuras son el resultado de un antiguo estallido del agujero negro central, que expulsó chorros gemelos de materia y arrastró material interestelar hacia el espacio.

Las nubes recién halladas, con tamaños que van de 13 a 91 años luz de diámetro, fueron detectadas a unos 13 000 años luz por encima del plano galáctico. Para haber sobrevivido en este ambiente abrasador, debieron ser mucho más grandes al ser expulsadas. «En principio, estas nubes no deberían haber durado tanto», señala Bordoloi. «Su mera existencia nos da una especie de reloj que apunta a una erupción relativamente reciente del agujero negro».

Un misterio por resolver

Este descubrimiento ayuda a acotar la edad de las burbujas de Fermi y refuerza la idea de que el centro galáctico ha sido mucho más activo en el pasado cercano de lo que se pensaba. Aun así, el patrón exacto de erupciones del agujero negro de la Vía Láctea sigue siendo un misterio.

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