El bólido empezó a visualizarse casi sobre la vertical de Perpiñán, en Francia, y luego se dirigió a las Islas Baleares, sobrevolando Girona. A la altura de este archipiélago se perdió, desintegrándose totalmente en la atmósfera terrestre. Ninguno de sus trozos cayó al mar, según Madiedo.
El astrofísico recuerda que los bólidos son usuales, aunque un bólido rozador es mucho menos frecuente. Este en concreto es de «poca relevancia científica», pero se le ha dado importancia por «el contexto» y la confusión inicial.
Este lunes el Centro de Operación y Vigilancia Espacial (COVE) también confirmó que era un meteoroide, y así se lo comunicó a la ministra de Defensa, Margarita Robles, durante su visita a las instalaciones de este centro del Ministerio del Aire y del Espacio en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid), encargado de vigilar y controlar cualquier objeto espacial que atraviese nuestra atmósfera.
Fuente: EFE/SINC
Derechos: Creative Commons.