El cometa interestelar 3I/ATLAS sorprende con un resplandor que desafía la lógica astronómica

El cometa 3I/ATLAS, uno de los pocos objetos procedentes de otro sistema estelar, ha sorprendido a la comunidad científica con un aumento de brillo tan rápido que ha dejado a los astrónomos sin explicación inmediata. Durante su máximo acercamiento al Sol, el 29 de octubre de 2025, su luminosidad se intensificó con una rapidez inusual que ha despertado nuevas preguntas sobre su naturaleza.

“El motivo del incremento tan rápido de brillo, que supera al de la mayoría de cometas de la nube de Oort a distancias similares, sigue sin estar claro”, explicaron Qicheng Zhang, del Lowell Observatory, y Karl Battams, del Laboratorio de Investigación Naval de Estados Unidos, en un estudio reciente publicado en arXiv.

El tercer viajero interestelar

3I/ATLAS es el tercer objeto interestelar identificado hasta hoy. Antes de su llegada se detectaron el asteroide ‘Oumuamua, en 2017, y el cometa 2I/Borisov, en 2019. Cada uno de ellos ha ofrecido una ventana excepcional para asomarse a la composición química de sistemas planetarios más allá del nuestro.

Los científicos esperaban que el cometa se volviera más brillante a medida que se acercara al Sol, ya que la radiación solar provoca la sublimación del hielo en su superficie, transformándolo directamente en gas. Ese proceso crea la coma, una envoltura luminosa que refleja la luz solar junto con la cola, formada por polvo y partículas desprendidas del núcleo. Pero en este caso, el aumento de brillo se produjo con una intensidad que ha superado cualquier previsión.

El cometa 3I/Atlas aumenta su brillo de forma inesperada a medida que se acerca al sol (Crédito de la imagen: Q. Zheng, K. Battams, 2025)

El papel de las misiones espaciales

El fenómeno fue seguido desde el espacio por los observatorios STEREO-A y STEREO-B, junto con el SOHO y el satélite GOES-19. Gracias a ellos, el cometa pudo observarse en detalle durante su tránsito solar. Los telescopios terrestres volverán a detectarlo a mediados o finales de noviembre de 2025, cuando su órbita lo lleve fuera del resplandor solar y entre en su fase posperihélica.

Los investigadores plantean que esta inusual luminosidad podría estar relacionada con la velocidad a la que 3I/ATLAS se aproxima al Sol, o con una estructura interna distinta a la de los cometas típicos del Sistema Solar. “Las particularidades en el núcleo, ya sea por su composición, su forma o su historia de formación, pueden haber influido en este comportamiento tan singular”, señalan Zhang y Battams.

Un enigma que mantiene el interés

El estudio sugiere que la sublimación de dióxido de carbono (CO₂) podría estar ocurriendo más cerca del Sol de lo habitual, a una distancia de unas tres unidades astronómicas. Este proceso habría enfriado temporalmente la superficie del cometa, impidiendo que el hielo de agua se transformara en vapor hasta fases más avanzadas de su trayectoria.

“Sin una explicación física definida, el futuro comportamiento de 3I tras su paso por el perihelio sigue abierto a múltiples posibilidades: un brillo estable, un nuevo aumento o un desvanecimiento progresivo”, añadieron los científicos.

Por ahora, 3I/ATLAS sigue fascinando a la comunidad astronómica. Cuando vuelva a ser visible desde la Tierra, las nuevas observaciones podrían ofrecer las claves para entender cómo se comporta un cuerpo forjado en otro sistema estelar. “Las observaciones continuadas pueden ayudarnos a comprender mejor su naturaleza y su evolución”, concluyen Zhang y Battams.

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