Finaliza la misión Artemis I: la cápsula Orion ameriza en el Océano Pacífico

La Tierra vista desde la nave Orion momentos antes de su reentrada atmosférica.

La cápsula Orion de la NASA ha amerizado este domingo en el Pacífico tras completar un viaje sin tripulación de casi 26 días alrededor de la Luna. El objetivo de este primer vuelo de prueba del programa Artemis es preparar la presencia humana permanente en nuestro satélite y más allá. El aterrizaje de la misión Artemis I comenzó con un curso de colisión con la Tierra para probar la reentrada, golpeando nuestra atmósfera a velocidades 40 veces superiores a la del sonido.

La Tierra vista desde la nave Orion momentos antes de su reentrada atmosférica.

“El más reciente capítulo del viaje de la NASA a la Luna llega a su fin. Orión, está de vuelta en la Tierra”, confirmó Rob Navias, del Centro Espacial Johnson de la NASA, sobre las 18.40 h (hora peninsular española), mientras la transmisión de la agencia espacial estadounidense mostraba a la nave Orión aterrizando en aguas del océano Pacífico.

Tan sólo 40 minutos antes del amerizaje, tras haber llevado a Orión sana y salva de vuelta a la Tierra, el Módulo de Servicio Europeo (ESM) de la ESA con su adaptador para el módulo de la tripulación se separaró de la cápsula de la tripulación.

Como estaba previsto, el ESM se desintegró en la atmósfera mientras la cápsula Orión se guiaba en la reentrada, orientándose con sus propios propulsores. Se produjo un encendido exitoso que ha guiado a Orion en su trayectoria final.

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Animación de la separación proporcionada por NASA

La cápsula Orión regresó de forma exitosa este domingo tras 25 días de viaje y dio cierre a la histórica misión no tripulada Artemis I, que circunnavegó la Luna y es la punta de lanza de un programa con el que la NASA planea fijar una presencia permanente en el satélite terrestre y mandar astronautas a Marte. La capsula no tripulada Orion ha entrado en la atmósfera terrestre a 40.000 km/h, experimentando una temperatura de 2800 ºC –la mitad de la del Sol– y con ayuda de paracaídas ha amerizado en el Pacífico.

La atmósfera terrestre ralentizó la nave a una velocidad de 525 km/h

La Orión alcanzó la atmósfera terrestre con una velocidad de 40.000 km/h, equivalente a 32 veces la velocidad del sonido, poco después de desprenderse del módulo de servicio europeo, construido por la ESA y con el que se ha propulsado alrededor de la Luna.

Mientras iniciaba el proceso de entrada en la atmósfera terrestre, la nave –de poco más de 9.900 kilos de peso y unos cinco metros de diámetro–, experimentó una temperatura extrema de 2.800 grados celsius, la mitad de la temperatura en el Sol.

Sobrevolando el Polo Sur y parte de Australia la cápsula Orion de la NASA continuó su viaje hasta la costa de la isla de Guadalupe, frente a la Baja California en el Océano Pacífico. Los paracaídas frenaron a Orión a una velocidad de amerizaje segura de 32 km/h. El despliegue de los paracaídas comenzó a una altitud de unos 8 kilómetros con tres pequeños paracaídas que separan las cubiertas del compartimento delantero. Una vez que la cubierta de este se separó, dos paracaídas de repliegue ralentizaron y estabilizaron el módulo de la tripulación para el despliegue del paracaídas principal.

La Orión cayó en aguas del Océano Pacífico, frente a Baja California (México) a la hora prevista, sobre las 17.40 horas GMT, tras desplegar en la secuencia planificada un sistema de once paracaídas que le permitieron reducir las 325 millas por hora (525 km/h) de velocidad hasta poco menos de 20 millas por hora (32 km/h)

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Visión desde la cápsula Orion en directo mientras re-entra en la Tierra

Como estaba previsto, a una altitud de 3 000 metros y una velocidad de la nave de 200 km/h, se desplegaron los paracaídas principales frenando a Orión a una velocidad de aterrizaje que garantice la seguridad de los astronautas en misiones tripuladas futuras.

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Tras la vuelta de hoy, los planes de la NASA son enviar la Artemis II en 2024 y al año siguiente la Artemis III, en la que los astronautas, entre ellos una mujer y un hombre de raza negra, tocarían el suelo del satélite por primera vez desde 1972, cuando lo hicieron los enviados a la Luna con la misión Apolo XVII

Poner a prueba su escudo térmico

Fue toda una prueba de resistencia, superada gracias al escudo térmico que ha tenido su puesta de largo durante esta misión. No hay instalaciones en el planeta donde probar un escudo protector de esas características y con esa nueva tecnología, según explicó días atrás el gerente de la misión Artemis I, Mike Sarafin.

A su llegada a aguas del Pacifico, apoyada por un sistema de paracaídas que se abrieron de forma progresiva para ralentizar el amerizaje de la nave hasta los 32 km/h, un equipo de recuperación del buque USS Portland de la Marina de EE UU tuvo que esperar un par de horas antes de remolcarla.

En ese tiempo, los técnicos de la NASA recogieron información sobre cómo impactaron en la Orión las condiciones térmicas extremas que experimentó durante el reingreso y si tuvo efectos en la temperatura de la cabina de la tripulación, ahora solo ocupada por maniquíes.

La información preliminar obtenida de la misión Artemis I da confianza de cara a “misiones más complejas”, como la de llevar astronautas a la Luna en 2025, ha dicho la ingeniera aeroespacial de la NASA Rosa Ávalos-Warren.

“Todas estas diferentes fases tenían que trabajar en conjunto para poder mandar a Orión en una buena trayectoria a fin de poder llegar a la Luna, y todo se ha cumplido satisfactoriamente”, ha señalado la ingeniera, que trabaja en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.

Ahora, lo que resta es estudiar los datos que traiga Orión con miras a lograr “una determinación más específica” respecto a la confirmación de las fechas de lanzamiento de las siguientes misiones, la Artemis II y la Artemis III, ambas tripuladas, “siempre con la seguridad de los astronautas como prioridad número uno”.