Mucho se ha hablado de la situación que sufren los glaciares de Groenlandia y de la Antártida, pero poco se sabe de los que se encuentran en las altas montañas de la Península Ibérica. Una investigación española señala, por primera vez, que sólo los Pirineos constan ya de glaciares activos. Además, el aumento progresivo de la temperatura, un total de 0,9ºC desde 1890 hasta ahora, confirma que los glaciares pirenaicos desaparecerán antes de 2050, según los expertos.
Glaciar del Monte Perdido en los Pirineos. Foto: SINC / Juan José González Trueba.
Investigadores de la Universidad de Cantabria, de la Autónoma de Madrid y de Valladolid han realizado una síntesis sobre el estado actual de los Pirineos, de Sierra Nevada y de los Picos de Europa. Los científicos se basan en la evolución climática de los glaciares desde la denominada Pequeña Edad del Hielo (del año 1300 al 1860) hasta la actualidad, para concluir que sólo en los Pirineos se conservan glaciares activos.
“Las altas montañas son espacios especialmente sensibles a los cambios climáticos y ambientales, y dentro de ellas, la evolución de los glaciares en respuesta a los cambios climáticos es uno de los indicadores más eficientes que evidencia el calentamiento global que estamos viviendo en la actualidad, en este caso constatado para las montañas ibéricas”, explica a SINC el investigador principal del estudio y profesor de la Universidad de Cantabria, Juan José González Trueba.
Este trabajo, publicado recientemente en la revista The Holocene, representa la aportación científica española al fenómeno del cambio climático en la alta montaña. Los autores han recopilado datos del glaciarismo actual e histórico, así como información derivada del Programa Nacional ERHIN, para presentar el primer estudio global de las tres áreas de alta montaña glaciadas en la Península Ibérica en época histórica y la evolución del proceso de deglaciación hasta el presente.
El 60% de los glaciares pirenaicos se ha derretido
En la actualidad, sólo existen 21 glaciares en los Pirineos (diez en el lado español y once en el francés) que ocupan una superficie de 450 hectáreas. En tan sólo 15 años, de 1990 a la actualidad, los cálculos glaciológicos han demostrado que el rápido derretimiento ha provocado la regresión total de los glaciares más pequeños y de un 50-60% de la superficie de los más grandes.
Según este pionero estudio, entre 1880 y 1980, al menos 94 glaciares se han extinguido en la Península Ibérica y desde los años ’80 hasta nuestros días, han desaparecido 17 de los glaciares restantes. Los glaciares son sensibles “geoindicadores del cambio climático, y elementos de alto valor patrimonial, en claro proceso de fusión y por tanto, de previsible desaparición”, destaca a SINC González Trueba.
Una mirada al pasado
Los glaciares que han existido en las montañas de la Península Ibérica se formaron en la Pequeña Edad del Hielo. El periodo más frío y que registró la mayor extensión de glaciares en las altas montañas españolas sucedió entre 1645 y 1710. Entre 1750 y los primeros años del siglo XIX, los pequeños glaciares sufrieron una recesión en los Pirineos pero pronto se recuperaron gracias a un nuevo periodo de bajada de temperaturas. Sin embargo, de esta fase a nuestros días, las temperaturas han ascendido entre 0,7ºC y 0,9ºC en las montañas del norte de España, mostrando los efectos del calentamiento global.
Los primeros testimonios sobre la existencia de glaciares en los Picos de Europa se encontraron en apuntes de geógrafos, naturalistas y viajeros a finales del siglo XIX. Estudios recientes han demostrado que existieron glaciares cantábricos en época histórica, localizados siempre en las caras norte de las cimas más altas, y bajo un clima oceánico en altitudes “extremadamente” bajas, de 2190 a 2600 metros de altitud.
En Sierra Nevada, los científicos han constatado la existencia del glaciar más meridional de Europa durante la Pequeña Edad del Hielo, bajo unas condiciones climáticas mediterráneas, y donde los factores fueron la altitud, la orientación (cara norte) y las condiciones topográficas en relación a la acumulación de nieve. Este glaciar también señalado por los primeros naturalistas desapareció a principios del siglo XX. El ascenso térmico registrado favoreció su fusión hasta transformarse en un pequeño “lentejón” de hielo enterrado bajo un denso manto de derrubios.
Fuente: Agencia SINC
Esta entrada fue modificada por última vez en 29/12/2019 12:51