La responsable de Enfermedes Emergentes de la OMS ha alertado sobre la “gran cantidad” de bulos y desinformación acerca de la epidemia iniciada en China. Planteamos las principales dudas sobre este virus, respondidas por fuentes fiables.
Ilustración del coronavirus 2019-nCoV creada en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
La epidemia provocada por el nuevo coronavirus 2019-nCov, iniciada en diciembre en Wuhan (China), lleva semanas dejando tras de sí un reguero de información oficial mezclada con especulaciones. El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanon, no ha dudado en afirmar que la situación “es preocupante” y “el riesgo es alto”, sobre todo, por el potencial de diseminación global de este virus.
Maria Van Kerkhove, responsable de Enfermedes Emergentes de la OMS, ha alertado sobre la “gran cantidad” de bulos y desinformación acerca de la epidemia y ha recalcado la necesidad de que los medios informen responsablemente acudiendo a fuentes contrastadas. En este reportaje planteamos las principales dudas que suscita este coronavirus, respondidas por expertos.
“Por supuesto”, declaró en rueda de prensa Michael Ryan, director ejecutivo de la OMS, “hay un nuevo virus que infecta a humanos contra el que no tenemos tratamiento ni vacuna”. Pero dijo también que, gracias a la actitud colaboradora de China, “tenemos la oportunidad de contener esta epidemia”.
“El nuevo coronavirus es de la misma familia que el SARS-CoV, que provocó la epidemia de 2002”, dice a SINC Isabel Sola, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), en Madrid.
El nuevo coronavirus es similar al SARS, pero en esta ocasión el número de infectados confirmados está creciendo mucho más rápido
Los genomas de ambos coronavirus son muy similares. Pero en esta ocasión el número de infectados confirmados está creciendo mucho más rápido. En solo un mes China ha declarado casi 6.000 casos confirmados (170 muertes) y más de 9.230 sospechosos, mientras que entre 2002 y 2003, durante toda la epidemia, el SARS afectó en China a unas 5.330 personas (349 muertes). “El rápido aumento del número de casos es preocupante”, admitió Ryan.
Aun así, parte de la diferencia en cifras puede deberse a que en esta epidemia es mucho más fácil y rápido el diagnóstico de los infectados. Expertos chinos y de otros países tardaron muy poco en volcar en bases de datos de acceso público información genética del virus, lo que permitió elaborar en pocas semanas kits diagnósticos.
La OMS apoya a países con menos recursos para acceder a estas técnicas. “Gracias a todo esto estamos viendo en tiempo real el comportamiento de la epidemia”, dijo Van Kerkhove.
Las cifras actuales la sitúan en alrededor del 2 % de infectados, pero los expertos de la OMS recuerdan que “es demasiado pronto” para saber la mortalidad real, dijo Van Kerkhove, porque se desconoce cómo evolucionará la cifra de infectados. “Está aumentando la vigilancia en China y también a escala global, los números pueden cambiar”.
El virus entra por las vías respiratorias –los infectados lo emiten al estornudar, por ejemplo–. También se transmite por contagio directo, y se sabe que el virus puede quedarse en superficies como pasamanos y picaportes durante “cortos periodos de tiempo”, según Van Kerkhove.
Los más comunes incluyen tos, dolor de garganta, fiebre y sensación de falta de aire. En casos más graves la infección puede causar neumonía, dificultad importante para respirar, fallo renal y muerte. Los casos más graves generalmente ocurren en personas ancianas, que padecen otra enfermedad o están inmunodeprimidos.
Es importante saber si puede haber contagio cuando la enfermedad se está incubando
En Alemania hay casos a partir de una persona procedente de China que solo enfermó al volver a su país, lo que indicaría que el contagio se produjo antes de tener síntomas.
Establecer si puede haber contagio cuando la enfermedad se está incubando –el periodo máximo de incubación se estima en dos semanas– es importante de cara a las medidas de prevención. Sin embargo, “es muy difícil identificar los casos de transmisión asintomática en los datos de los informes rutinarios, eso requiere estudios muy específicos sobre el terreno”, dijo Ryan.
No se sabe todavía. Todo apunta a que se trata de un animal salvaje de una de las muchas especies que se ofrecían para comer en el mercado de Wuhan, a menudo sacrificadas ahí mismo –una práctica que disemina fluidos con alta carga viral–. En el SARS la fuente fue la civeta, y en el MERS –el coronavirus que causó el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) en 2012–, un dromedario.
No es posible saberlo aún. Primero, porque falta información: sin saber cómo se originó y amplificó la epidemia en Wuhan “no podemos poner en contexto la actual dinámica de transmisión”, explicó Ryan.
No se pueden hacer predicciones y, además, la evolución de la epidemia dependerá de las medidas que se tomen: “El número Ro [el número de personas al que un infectado puede contagiar], del que todo el mundo habla, se ve afectado positiva o negativamente por lo que hacemos, y por tanto debemos decidir colectivamente qué hacemos ahora”, dijo Ryan.
En caso de detectar un caso importado en España, el impacto para la salud pública se considera limitado
Información del ministerio de Sanidad a 29/01: “No se puede descartar que aparezca algún caso importado en España procedente de la zona de riesgo. Si esto ocurriera, la probabilidad de que se produjeran casos secundarios en nuestro país se estima baja en este momento, ya que con la información disponible, la transmisión persona a persona no es elevada y la instauración temprana de medidas de prevención y control reduciría en gran medida el riesgo”.
Por todo ello, el impacto para la salud pública, en caso de detectar un caso importado en nuestro país, se considera limitado. Esta evaluación de riesgo se revisa constantemente de acuerdo con la información disponible.
Con optimismo, se tardará un año y medio en generar una vacuna contra él
Cómo mínimo entre medio y un año, con mucho optimismo y a pesar de que hay ya numerosos laboratorios en todo el mundo trabajando en ello. Uno es el que dirige Luis Enjuanes, en el CNB, y del que forma parte Isabel Sola.
Cuando se produjo la epidemia del SARS (2002-2004) este grupo logró generar versiones atenuadas de este coronavirus, útiles para una potencial vacuna que finalmente no llegó a ensayarse en humanos porque la epidemia remitió con medidas de salud pública.
Dada la similitud entre el SARS-CoV y el nuevo coronavirus, los investigadores cuentan con identificar relativamente pronto los genes que vuelven peligroso al 2019-nCov; son estos genes los que hay que modificar para obtener una versión atenuada que no provoque la enfermedad, pero que sí genere una respuesta defensiva.
Luego hay que probar los virus atenuados en modelos animales. “Es un trabajo que lleva meses”, dice Sola a SINC. Después vendrían los ensayos en humanos.
Otro grupo que estudia coronavirus en España es el de Júlia Vergara-Alert, investigadora y veterinaria del IRTA-CReSA, en Barcelona. Han obtenido resultados potencialmente útiles para una vacuna basada en fragmentos de una proteína de la cubierta del virus.
Periodista especializada en ciencia. He escrito de ciencia, medio ambiente y medicina para numerosos medios españoles y alguno internacional. Autora de Morir Joven a los 140 y Un universo gravitacional.
Esta entrada fue modificada por última vez en 29/04/2021 14:20
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