NASA revela que una luna de Júpiter podría guardar un secreto asombroso
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Algunas lunas del Sistema Solar se han convertido en objetivos clave en la búsqueda de vida extraterrestre. Existen evidencias crecientes de que varias de ellas albergan océanos bajo gruesas capas de hielo, con condiciones potencialmente aptas para la vida. Mientras que la existencia de un océano en Europa es ampliamente aceptada, nuevos estudios sugieren que Calisto, otra de las lunas galileanas de Júpiter, también podría ocultar un vasto mar subsuperficial.
Calisto es la segunda luna más grande de Júpiter y la tercera más grande del Sistema Solar. A diferencia de Europa o Encélado, que tienen superficies brillantes y de hielo puro, Calisto tiene un aspecto oscuro y plagado de cráteres. Sin embargo, su posible océano no se puede inferir solo por su apariencia externa.
La primera evidencia de un océano en Calisto provino de la sonda Galileo, que exploró el sistema joviano entre 1996 y 2001. Uno de los principales indicios es su campo magnético inducido, detectado por el magnetómetro de Galileo. A diferencia del campo magnético interno de la Tierra, el de Calisto se genera por interacciones con la poderosa magnetosfera de Júpiter. Para que esto ocurra, es necesario que haya una capa de material conductor en su interior, lo que sugiere la existencia de un océano de agua salada bajo su corteza helada.
En un estudio publicado en AGU Advances, investigadores han reforzado la hipótesis de que Callisto alberga un océano. Liderados por Corey Cochrane, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL), los científicos analizaron datos de varios sobrevuelos de Galileo (C03, C09 y C10).
El estudio revela que la ionosfera de Calisto no es suficiente para explicar su campo magnético, lo que refuerza la teoría de un océano conductor. Los investigadores utilizaron modelos numéricos para simular distintos escenarios y concluyeron que la mejor explicación es la combinación de una ionosfera y un océano profundo y salado bajo la gruesa capa de hielo de la luna.
Las simulaciones indican que este océano podría tener decenas de kilómetros de espesor, cubierto por una corteza de hielo también muy gruesa. Estas características coinciden con la topografía altamente craterizada de Calisto, sugiriendo que su superficie ha permanecido inalterada durante largos períodos de tiempo.
A pesar de los avances, el estudio de Calisto ha estado limitado por la escasez de datos detallados. Sin embargo, esto cambiará en el futuro próximo con las misiones Europa Clipper de la NASA y JUICE (Jupiter Icy Moons Explorer) de la ESA.
La sonda Europa Clipper realizará nueve sobrevuelos de Calisto, cuatro de ellos a menos de 250 km de la superficie, y recopilará datos con un magnetómetro más avanzado que el de Galileo. Por su parte, la misión JUICE llevará a cabo 21 sobrevuelos de Calisto, permitiendo analizar con mayor precisión su estructura interna y su campo magnético.
Estas misiones podrían confirmar de una vez por todas la existencia del océano subsuperficial de Callisto y, con ello, ampliar nuestras perspectivas sobre los entornos donde la vida podría desarrollarse fuera de la Tierra.