La Semana Santa o Semana Mayor reúne una serie de celebraciones y conmemoraciones para la religión cristiana y la historia de Jesús. Comprendida entre el Domingo de Ramos y el Domingo de Resurrección, fieles de todo el mundo salen de sus rutinas para recordar la historia. Sin embargo, muchas personas ignoran o desconocen el cambio de las respectivas fechas año a año, por ejemplo, en 2024, esta tiene lugar a finales de marzo. La respuesta está en la astronomía y una historia milenaria que sigue rigiendo hoy en día.
Órbita solar
La vida cotidiana se rige por un calendario que simplifica el manejo del tiempo. Dividido entre 365 días o 12 meses, es una herramienta que a primera vista parece ser de gran precisión para seguir, por ejemplo, las estaciones del año, eventos astronómicos periódicos o la observación de las constelaciones. Sin embargo, al analizar la definición de año aparece un evidente problema.
Un año, también conocido como año sideral o terrestre, se refiere al tiempo que toma la Tierra en completar una órbita completa alrededor del Sol. Ignorando la dificultad para medir con precisión este valor, una aproximación muestra que un año en realidad no son 365 días exactos, en cambio, se extiende casi un cuarto de día más.
Esto supone un reto a la hora de querer mantener una fecha constante a lo largo de los años. Si bien en un lapso corto este desfase en realidad no genera mayores afectaciones, en otros eventos como la Semana Santa se tendrían diferencias del orden de meses.
Fecha astronómica
A inicios del siglo IV no existía un acuerdo general sobre la fecha en la cual se conmemoraría la Pascua, distintos grupos tenían su forma independiente de calcularla y en la mayoría de los casos no coincidían. Si bien se hicieron varios intentos por unificar los criterios, no fue hasta el año 314 y 325 que los esfuerzos dieron resultado y se logró definir precisamente la Semana Santa.
Actualmente, la Semana Santa se define a partir de conceptos astronómicos y se relaciona estrechamente con el movimiento de la Tierra alrededor del Sol. Principalmente con el equinoccio de marzo, también conocido como equinoccio de primavera en el hemisferio norte y de otoño en el hemisferio sur. El cual corresponde al momento en que ambas partes del planeta, debido a la inclinación respecto al plano orbital, reciben la misma cantidad de luz.
La Semana Santa corresponde a la semana cuyo Domingo de Resurrección es el inmediatamente siguiente a la primera luna llena astronómica después del equinoccio de marzo. A partir de esto se definen los demás días, tales como la Cuaresma, Jueves, Viernes y Sábado Santos.
Debido a esta definición, el Domingo de Resurrección solo puede ocurrir tan temprano como el 22 de marzo o como máximo el 25 de abril. Esto fue estipulado en el primer Concilio de Nicea en el año 325 y posteriormente mejorado en el año 525.
Esto, además de resolver el problema de conmemorar en el momento correcto del año la tradición cristiana, supone una solución para evitar choques con eventos de otras religiones.
En el caso del año 2024, el equinoccio de marzo se considera como el veintiuno, aunque realmente tome lugar el día anterior. La siguiente Luna Llena tiene lugar el 25 de marzo, por ende, el Domingo de Resurrección es el 31 del mismo mes.