Una vez combinada esa información, se descubrió que se trataba de un fenómeno «orográfico» o de la llamada nube lee, lo que significa que se forma cuando la atmósfera es empujada hacia arriba por flujos de aire de superficies, por ejemplo, montañosas. Y es que en el caso de Marte, son los volcanes de elevada altitud y con pendiente de sotavento los que la mueven.
Cuando el aire húmedo asciende por la ladera del volcán antes del amanecer, acaba condensándose más arriba, en la atmósfera, donde hace mucho más frío. Mientras tanto los vientos de gran altitud mueven la nube hacia el oeste después de que esta alcanza su máxima extensión. El fenómeno dura en total unas dos horas y media.
Si bien las nubes orográficas las podemos observar con frecuencia en la Tierra, no alcanzan semejante longitud ni muestran una dinámica de vida tan rápida, explica Agustín Sánchez-Lavega, científico de la misma entidad docente y líder de la VMC.
«Entender esta nube nos da la emocionante oportunidad de intentar reproducir su formación con modelos (…) que mejorarán nuestro conocimiento de los sistemas climáticos tanto en Marte como en la Tierra», concluyó.