El Etna entra en erupción con turistas en la ladera, momentos de tensión y asombro

Erupción del volcán Etna
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El volcán más activo se ha vuelto a despertar. El Etna, situado en la isla italiana de Sicilia vuelve a entrar en erupción tras menos de un año de letargo. En agosto del año pasado el volcán lanzó una gran columna de humo y cenizas que se elevó hasta los diez kilómetros de altura, después de que en julio otro episodio similar forzase el cierre del aeropuerto de Catania.

Turistas en la cumbre en el momento de la explosión

Debido a su frecuente actividad es complicado delimitar cuando exactamente el Etna puede entrar en erupción, o cuando simplemente lanzará una nube. Por eso varias decenas de turistas y visitantes se han visto sorprendidos cuando el volcán se ha despertado. En estos momentos no hay reportes de coladas de lava, únicamente se ha visto la gran columna de cenizas salir elevada a los cielos. Esta nube aún no ha causado el cierre del aeropuerto de Catania, situación que podría cambiar rápidamente dependiendo de la cantidad de ceniza que se haya emitido y el viento imperante en la zona. Aunque hay algunos retrasos especialmente en las salidas, momento más delicado que las llegadas porque se requiere que los motores operen a máxima potencia o cerca, lo que hace que absorban más aire.

Imagen de una erupción del Etna vista desde la Estación Espacial Internacional
Imagen de una erupción anterior del Etna vista desde la Estación Espacial internacional. Fuente: ESA

Los riesgos inherentes a una isla volcánica

La última erupción con emisión de lava del Etna se produjo en 2022. Fue de un tamaño muy reducido debido a que se formó al colapsar parte de una de las múltiples chimeneas que forman el volcán. La colada permaneció fluida y en movimiento durante tres días en las que no amenazó ninguna vivienda ni persona. Al dirigirse hacía la ladera este del volcán, conocida en la isla por ser hacía donde habitualmente circula la lava no hay ninguna vivienda construida en la zona, además de que el acceso no es libre y está limitado a zonas de observación habilitadas para este propósito.

Sin embargo, la presión turística está obligando a construir más alojamientos en zonas en las que históricamente no se ha hecho, por motivos de seguridad. En la actualidad con los conocimientos modernos es más fácil delimitar las zonas de riesgo, pero la seguridad debe primar en estas circunstancias.

Igual que ha sucedido en las Islas Canarias, si se desprecian los conocimientos que aportan las fuentes históricas se pueden cometer errores que pongan en riesgo vidas en el futuro. En la actual reconstrucción que experimenta la isla de La Palma  se está teniendo mucho más en cuenta el archivo del Instituto Geológico y Minero de España y del cabildo de la isla que recogen erupciones en la isla desde hace más de 500 años.

Sin embargo, en favor de los sicilianos juega el hecho de que sus erupciones son mucho más constantes, una cada año de media, por lo que no se olvida este hecho de generación en generación como si sucede en las islas españolas.

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