Las pruebas de laboratorio reproducen un rayo a escala de uno o dos metros, pero en el futuro, el instrumento será capaz de tratar con un auténtico rayo de entre unos cientos de metros a un kilómetro de largo.
«Instalamos un pequeño pararrayos junto a nuestro láser que guiamos hacia el rayo» -prosigue. Traemos de la nube todas las cargas eléctricas, lo que permite proteger el láser y también trae la corriente hacia la tierra para proteger todo lo que hay alrededor.»
Este tipo de láser está basado en un sistema que podría utilizarse fácilmente para la protección de instalaciones especialmente vulnerables, tales como plantas de generación de energía, centrales nucleares o aeropuertos, pero también lugares con una gran concentración de personas.
Aurélien Houard, Coordinador de Proyectos y Físico en el Laboratorio de Óptica Aplicada de Palaiseau, explica que «la idea de querer controlar el rayo con un láser no es nueva. Gracias al láser podemos proyectar la energía a larga distancia con el fin de crear un camino para el rayo y convertirlo en una especie de guía vaciando el aire con la ayuda de impulsiones de láser muy potentes».