Al contrario de la NASA quien ya tenía lista su arquitectura de regreso tripulado a la Luna antes de lanzar su nave Orion, China no ha cerrado cómo enviará a sus astronautas a la Luna hasta muy tarde. Finalmente, la expectativa es que la última actualización, realizada a finales de mayo del año pasado sea la definitiva. Dos lanzamientos del futuro cohete CZ-10 a órbita lunar, uno con la nave de próxima generación, y otro con el módulo de aterrizaje. Ambas se acoplarían en dicho espacio y luego dos astronautas descenderían a la superficie.
El programa robótico de exploración espacial china es conocido por sus éxitos en la Luna. Pero realmente las misiones Chang’e son la preparación para el inevitable aterrizaje a finales de esta década o principios de la siguiente.
Pese a una primera prueba no tripulada en 2020, esta nueva nave aún no está lista para su primer vuelo con astronautas. También quedan años para ver en la superficie de nuestro satélite natural al aterrizador lunar del cual apenas se ha revelado el nombre y algunas fotos.
La cápsula recibió su nombre oficial hace algo más de un mes, Mengzhou . Su significado es doble pudiendo traducirse por navío de ensueño o navío de los deseos. Tendrá una versión para la órbita baja la cual sustituirá a la actual Shenzou, versión nacional, con algunos añadidos de una Soyuz del final de la Unión Soviética. La versión para la Luna tiene el mismo nombre con una «Y» al final, de Yue, Luna en chino.
Su despegue se espera para no antes de 2025 a la órbita baja, a bordo de un cohete CZ-10A, el cohete construido ex profeso para esta nueva nave y el programa lunar tripulado. Recuerda por prestaciones y diseño a un Falcon Heavy, aunque guardan diferencias notables.
En Estados Unidos se pasó rápidamente de no disponer de ninguna nave espacial tras el transbordador a dos, que luego fueron cuatro, y ya son cinco. Pero la fiebre no acaba en la Dragon V1, la Cygnus, la Crew Dragon, la CST-100 Starliner y la Orion. En la actualidad hay en desarrollo varias más, la más famosa de todas, la Starship de SpaceX, el avión espacial de Sierra Nevada llamado Dreamchaser ocupará portadas dentro de algunos meses. Pero oficialmente, la Dragon XL no ha sido cancelada y las versiones tripuladas de la Dreamchaser también acabarán llegando. También hay especulaciones que van y vienen sobre Blue Origin, la empresa de Jeff Bezos, el turismo suborbital les ha funcionado bien. Además, su enorme New Glenn tiene capacidad de sobra para lanzar una nave tripulada incluso a la Luna. Aunque eso si que es extremadamente poco probable que suceda.
Es en este país donde encontramos las naves más futuristas, en la Crew Dragon apenas se encuentran botones. Los controles están integrados en las pantallas táctiles situadas sobre las cabezas de los astronautas.
Pero no hace falta irse al caso extremo de SpaceX, incluso antes de su irrupción, la NASA ya había reducido botones y aumentado el tamaño de las pantallas en la Orion. Y eso que el origen de su diseño se remonta a tiempos donde las pantallas planas eran una auténtica rareza y las táctiles inexistentes. Aun así, no se ha prescindido de los botones físicos, es demasiado pronto. Los astronautas que han volado en la Crew Dragon han tenido experiencias mezcladas al respecto de su uso, aunque en general las prefieren al caótico transbordador espacial.
No es nuevo el interés de la ESA por disponer de un acceso tripulado propio al espacio. Su muy entrenado y capacitado grupo de astronautas da buena fe del extenso trabajo realizado en el viejo continente en materia de vuelo tripulado. Pero por un motivo, el económico, u otro, la voluntad política, nunca se ha llegado a cuajar. Y se ha estado cerca, el transbordador espacial Hermes incluso llegó a tener su lanzador listo, el Ariane 5. Pero se canceló, por sobre todo motivos económicos, aunque también políticos.
Sin embargo, en los últimos años parece haber un cambio de clima, sobre todo en declaraciones públicas. Incluso llegó a caber la posibilidad que a la vez que se anunciaba a la nueva clase de astronautas, se anunciase una nave tripulada. Esto no sucedió, ni se espera que suceda este mismo mes de abril cuando se presenta a la clase de nuevo tras superar su entrenamiento inicial.
Pero en la actualidad los desarrollos que la ESA ha pedido para llevar suministros a la Estación Espacial Internacional y a sus sustitutos apuntan intenciones. Nadie pone ventanas en un diseño para solo carga como ha hecho The Exploration Company. Los pasos seguidos en este contrato apuntan además a seguir los de la NASA, primero naves de carga privadas, que abran paso a naves tripuladas en un futuro no muy lejano.
Esta clasificación no es demasiado correcta, pero es acertada en el sentido en que ese futuro (a veces presente) que rige el resto de propuestas, no se respeta. Proponer una nave espacial tripulada es muy fácil, hay que echarle ganas, algo de tiempo y una licencia de PowerPoint, nada más. Luego se pueden hacer otras cosas, ahí está el siempre impresionante equipo de Copenague Suboribitals.
Igual que el resto, son inclasificables, un grupo de aficionados voluntarios que están diseñando y construyendo una cápsula monoplaza. Y están en este artículo porque tienen una propuesta relativamente seria. Desde luego madura, llevan muchos años trabajando, y todo apunta a que, en algún momento del futuro, lograrán su objetivo. Siempre que alguien les apruebe lanzar una persona en su cohete, lo más improbable de todo.
Rusia también trabaja en su cápsula del futuro, sus misiones a la Luna dependerían de ella. Sin embargo, ha cambiado más de nombre, que ha avanzado su desarrollo. La capacidad teórica de construir una nueva nave espacial desde cero en un país atacado por las sanciones internacionales es limitada. Un complejo industrial volcado por entero al sector de la defensa, y un presupuesto antes exiguo, ahora reducido a una mínima expresión son los clavos del ataúd.
La tumba la pone la propia historia del desarrollo, en 2005 se presentó, en 2015 se estabilizó y en 2025 seguiremos sin tener una fecha de vuelo creíble a la nave. Roscosmos ha dado más prioridad a ajustar los nombres a signos patrióticos que a la construcción de su nave tripulada.
El problema de la India y su agencia espacial, el ISRO, es diferente, aunque comparte un síntoma importante con Rusia, la falta de presupuesto. Su nave Gaganyaan se basa notablemente en la cápsula Soyuz, aunque vuelve a un diseño biplaza. Esto sirve para aumentar el confort de los astronautas. Su homóloga rusa siempre se diseñó con el acoplamiento a una estación espacial en mente, luego el confort durante el vuelo nunca fue una prioridad. Sin embargo, el ISRO está muy lejos de disponer de una, así que la nave es más amplia con esa idea en mente.
Si hay una empresa que cosecha éxitos en cohetes estos días, es aparte de SpaceX, Rocket Lab. De forma completamente sorpresiva anunciaron que estaban explorando el desarrollo de una cápsula espacial tripulada. El anuncio se produjo a finales de 2022 y aún no tenemos más noticias, lo que hace suponer que el proyecto está parado, o tiene un muy bajo perfil y pocos recursos.
Más surrealista suenan los planes que a veces salen de Oriente Medio para tener naves propias, son países que están comprando su programa espacial. Es interesante porque permite lanzar más misiones, aunque a costa del lavado de imagen de regímenes no democráticos. Pero sus planes tripulados no pasarán de lo que hacen ahora, pagar a otras agencias espaciales para que se entrenen algunos «astronautas». Entre comillas porque está en duda su capacidad para realizar tareas y experimentos, aunque vuelen en misiones de larga duración. Si en el futuro se desarrollase o al menos de construyese bajo licencia algún tipo de lanzador en Arabia Saudí, Bahréin o Emiratos Árabes Unidos, quizá se pueda estudiar que en algún momento tengan cápsulas tripuladas.
Esta entrada fue modificada por última vez en 13/04/2024 22:18
Jefe de sección Actividad Aeroespacial. Especialista en el programa espacial indio. Universidad de Oviedo.