Después, el cohete empieza a caer a capas cada vez más profundas de la atmósfera. Por ello, despliega las rejillas aerodinámicas de titanio. Para ayudar en el guiado se utilizan propulsores de nitrógeno frío que dirigen al cohete y se ven como chorros de gas blanco en las imágenes.
Pero, nada de esto serviría de nada, sin el escudo térmico que posee el cohete.
Es poco conocido que el Falcon 9 posea un escudo térmico, esto es debido a que rara vez se ve. Este está situado en la sección de motores, entre las toberas de los 9 Merlin que propulsan al cohete.
Aun así, estas losetas ablativas son insuficientes por si solas para salvar al cohete de la reentrada. Por eso se realiza un encendido en la reentrada. Este emplea los gases de los motores para generar una pantalla que desvía y separa del cohete el plasma de la reentrada. Además, obviamente frena al cohete en una fase muy delicada del vuelo atmosférico.