Los cielos oscuros del gran exterior ayudan a la gente a ver las maravillas del espacio, ya sea a simple vista o usando telescopios. Es por eso que los observatorios suelen estar situados a gran altitud o en lugares remotos, donde a menudo hay una belleza natural excepcional y poca contaminación lumínica.
Un informe comisionado por el gobierno del Reino Unido recomendó que a cada niño de escuela se le diera la oportunidad de pasar una noche bajo las estrellas en tales lugares.
En mi investigación he notado el asombro y la maravilla que los jóvenes sienten al observar las estrellas en sitios de cielo oscuro como el círculo de piedra en Callanish en Escocia. Las piedras aquí están hechas de Gneiss Lewisian – la roca más antigua de Gran Bretaña – formada hace tres mil millones de años y erigida por personas hace más de 5.000 años. Aquí, la inmensidad del tiempo y nuestro universo se puede sentir en cada fibra del cuerpo.
Explorar el cielo nocturno en un parque nacional podría ser una experiencia transformadora tanto para jóvenes como para mayores. Podrían ver los carriles de polvo de la Vía Láctea por primera vez, que se extienden a través del cielo nocturno. Aprender que esta banda está hecha de millones de estrellas, cada una no muy diferente a nuestro sol, nos da una nueva apreciación del universo y nuestro lugar dentro de él.
Quizás puedan ver la galaxia más cercana a la nuestra, Andrómeda, a 2,5 años luz, y maravillarse de cómo la luz que están viendo salió justo antes de que nuestra especie caminara por la Tierra.
No dudo qe lo conectarán al niño.con.las.estrellas y afines el resto de su vida, viví de chico en un apartado barrio de Montevideo, Uruguay, y allí en las noches de la década del 50/60 nos acostamos en la vereda de pasto a ver estrellas, planetas y «descubrir» satélites, obvio qe no contábamos con la info qe hay ahora a disposición de los niños, por lo que no diferencia amos muchas cosas, pero me marco a mi por lo menos