Si bien la aurora boreal ofrece una muestra visual de partículas cargadas del Sol que interactúan con el campo magnético de la Tierra, poder escuchar el campo magnético generado por la Tierra o su interacción con los vientos solares es otro asunto.
Nuestro campo magnético es generado en gran parte por un océano de hierro líquido sobrecalentado que se arremolina y forma el núcleo exterior a unos 3000 km bajo nuestros pies. Actuando como un conductor giratorio en una dínamo de bicicleta, crea corrientes eléctricas que, a su vez, generan nuestro campo electromagnético en constante cambio.