Esto se realizó empleando la técnica de fotometría por eclipse secundario. En este, el instrumento MIRI midió los cambios de brillo del sistema mientras el planeta ese movía aparentemente por detrás de la estrella. Dado que TRAPPIST-1b no emite luz propia, es necesario filtrar los datos necesarios de toda la recibida.
Conseguir esos datos era en sí una gran hazaña para demostrar las increíbles capacidades de detección de Webb. Este necesitaba una resolución para filtrar diferencias semejantes a un 0.01 %. Existía también la posibilidad de ni siquiera ver el eclipse, dado que la gravedad mutua de todos los planetas altera fuertemente sus órbitas. Sin embargo, las mediciones coincidían con las predicciones temporales.
El análisis de los datos reveló una temperatura en su constante lado diurno de aproximadamente 500 kelvins o 230 grados centígrados. Según esto, los investigadores consideran TRAPPIST-1b no tenga una atmósfera. Los datos coinciden con las predicciones teóricas de emisión de luz de un cuerpo negro de roca y sin gases atrapados en el campo gravitacional.
La esperanza de encontrar vida
TRAPPIST-1b es el planeta más cercano a la estrella, y aunque desde antes se esperaba no encontrar condiciones favorables para la vida, estos resultados ofrecen una buena perspectiva de lo que pueden ocultar otros mundos. En el futuro James Webb seguirá apuntando sus instrumentos a este enigmático sistema.