La NASA observa la mayor ráfaga de rayos gamma de la historia

Mientras la Tierra es un ambiente increíblemente agradable para la vida, el resto del universo es hostil en gran cantidad de formas. Sin embargo, observar estos fenómenos nos ofrece una increíble oportunidad para entender mejor los procesos por los cuales todo lo demás se forma. Dando un camino para entender mejor nuestro origen y formación. Los astrónomos buscan en todas las longitudes, pero específicamente en las del ultravioleta encontramos varios de los eventos más poderosos, como las ráfagas de rayos gamma.

Representación digital del proceso por el cual pasa el material expulsado durante los eventos de ráfagas de rayos Gamma. Créditos: NASA's Goddard Space Flight Center

Gamma-ray burst (GRB)

Las estrellas de mayor masa requieren de proporcionalmente gran cantidad de combustible para mantener la fusión nuclear. Al cabo de periodos de vida astronómicamente cortos, la fuente de energía se acaba. Esto se conoce como muerte estelar y conlleva a las famosas supernovas. Al perder la estabilidad y el equilibrio entre la gravedad y la presión electromagnética se producen grandes emisiones de luz en todas sus longitudes de onda. Una de las que más destacan son los rayos gamma, los cuales tienen tal intensidad que alcanzan la capacidad de romper moléculas enteras y arrancar todas las capas de electrones.

Uno por cada 10 000 años

El pasado 9 de octubre de 2022, un gran pulso de radiación alcanzó el sistema solar. Desde las primeras mediciones se tenía certeza de ser el más energético registrado hasta la fecha. La señal fue detectada por cientos de instrumentos dentro y fuera de la Tierra, desde observatorios pequeños hasta sondas espaciales. En una colaboración mundial se unieron todos estos datos para tener una perspectiva más general y detallada del evento.

Los investigadores creen que no solamente es el evento más energético que hemos registrado, sino desde que aparecieron las primeras civilizaciones humanas. El evento llamado GRB 221009A; nombrado así por ser una ráfaga de rayos gamma y su fecha de detección, supero por mucho el límite máximo de varios detectores.  

La imagen muestra una composición de varias imágenes tomadas dos y cinco días después del evento. En esta aparecen los anillos en colores arbitrarios. Créditos: ESA/XMM-Newton/M. Rigoselli (INAF)

Anillos

El fenómeno también abrió las puertas a observar los residuos en otras longitudes de onda. Por ejemplo, el telescopio XMM-Newton de la ESA y un telescopio de rayos X de la NASA encontraron una serie de ecos, los cuales fueron producidos por veintiún nubes de polvo diferentes. Esto se evidencia como una serie de anillos visibles desde la Tierra. Estudiar las emisiones del material puede permitir reconstruir los sucesos que ocurrieron durante el pico de la ráfaga de rayos gamma.

Combinando con datos del observatorio IXPE, están estudiando igualmente las influencias del agujero negro remanente de la supernova sobre el material expulsado. Este último sale disparado a gran velocidad, sin embargo, es necesario tener en cuenta una amplificación en el campo magnético en los modelos teóricos para encontrar una coincidencia con las observaciones. Se desea poder entender que tanta energía pueden ofrecer al universo los agujeros negros, en contra de la idea común de ser máquinas que atrapan todo lo que encuentran en su camino.