La nave espacial DART se estrelló intencionadamente contra Dimorphos, el asteroide del sistema doble con Didymos. Fue la primera prueba de la historia utiliza una nave espacial para desviar un asteroide modificando la órbita de este. DART se ha convertido en la primera prueba de defensa de la Tierra de posibles peligros futuros de asteroides o cometas.
Las observaciones conjuntas de Webb y Hubble permitirán a los científicos conocer la naturaleza de la superficie de Dimorphos, la cantidad de material despedido por la colisión y la rapidez con la que fue expulsado.
Además, la observación del impacto a través de una amplia gama de longitudes de onda entre el Webb y el Hubble revelará la distribución del tamaño de las partículas en la nube de polvo en expansión, ayudando a determinar si arrojó gran cantidad de trozos grandes o principalmente polvo fino.
La combinación de esta información ayudará a los científicos a comprender hasta qué punto un impacto cinético puede modificar la órbita de un asteroide.
Las observaciones son algo más que un mero logro funcional para cada telescopio: también hay cuestiones científicas clave relacionadas con la composición y la historia de nuestro sistema solar que los investigadores pueden explorar al combinar sus capacidades
Webb capta el lugar del impacto antes y después de la colisión
Con el Webb se realizó una observación del lugar del impacto antes de que se produjera la colisión, y luego varias observaciones durante las horas siguientes. Las imágenes de la cámara de infrarrojo cercano (NIRCam) del telescopio muestran un núcleo compacto y apretado, con penachos de material que aparecen como volutas que se alejan del centro donde se produjo el impacto.
La observación del impacto con el James Webb supuso un reto único para los equipos de operaciones de vuelo, planificación y ciencia. Debido a la velocidad de desplazamiento del asteroide en el cielo, los equipos trabajaron en las semanas previas al impacto para habilitar y probar un método de seguimiento de asteroides que se mueven más de tres veces más rápido que el límite de velocidad original establecido para este telescopio espacial.
El James Webb observó el impacto durante cinco horas en total y capturó 10 imágenes.
Los científicos también tienen previsto observar el asteroide en los próximos meses utilizando el instrumento de infrarrojo medio (MIRI) y el espectrógrafo de infrarrojo cercano (NIRSpec) de Webb. Los datos espectroscópicos permitirán a los investigadores conocer la composición química del asteroide.
Las imágenes del Hubble muestran el movimiento tras el impacto
El telescopio espacial Hubble también logró captar observaciones antes del impacto, y de nuevo 15 minutos después de que DART se encontrara con la superficie de Dimorphos. Las imágenes de la Wide Field Camera 3 del Hubble muestran el impacto en luz visible.
Algunos de los rayos parecen estar ligeramente curvados, pero los astrónomos tienen que mirar más de cerca para determinar lo que esto podría significar. En las imágenes del Hubble, los astrónomos estiman que el brillo de Didymos se multiplicó por 3 tras el impacto, y también están especialmente intrigados por cómo ese brillo se mantuvo luego estable, incluso ocho horas después del impacto.
El Hubble observará Dimorphos diez veces más durante las próximas tres semanas. Estas observaciones periódicas y relativamente prolongadas, a medida que la nube de eyección se expande y se desvanece con el tiempo, permitirán obtener una imagen más completa de la expansión de la nube desde la eyección hasta su desaparición.
Seguimiento de la misión Hera de la ESA
La Agencia Espacial Europea (ESA) lanzará en 2024 la misión Hera, formada por una nave espacial y dos pequeños satélites, para examinar de cerca al asteroide Dimorphos y los efectos que le haya causado la colisión de la sonda estadounidense DART.
La nave Hera de la ESA obtendrá información clave, como el tamaño del cráter que ha producido DART en el asteroide Dimorphos, así como su masa, composición y estructura interna.
Las misiones DART de la NASA y Hera de la ESA cuentan con el apoyo de científicos de varios países a través de una colaboración internacional denominada AIDA (Evaluación del Impacto y Desviación de Asteroides), un ejemplo de que la defensa planetaria no conoce fronteras.
De hecho, las dos misiones fueron concebidas conjuntamente durante los primeros años del siglo XXI, cuando la preocupación por el potencial destructivo de los asteroides que pudieran llegar a la Tierra llevó a la creación de los primeros sistemas automatizados de seguimiento, que dieron lugar al Centro de Coordinación de Objetos Cercanos a la Tierra de la ESA (NEO-CC), y al sistema Sentry de la NASA.