Se sabe que tanto Júpiter como Saturno dispersan la luz de rayos X emitida por el Sol, de manera similar a como la atmósfera de nuestro planeta dispersa la luz del astro rey. Si bien los autores de la investigación inicialmente esperaban que la mayoría de los rayos X detectados en Urano también fueran resultado de la dispersión, hay indicios de que al menos otra fuente de rayos X está presente.
Una de las posibilidades es que los rayos X se produzcan por los anillos de Urano, como es el caso de Saturno. El entorno espacial cercano al séptimo planeta contiene partículas cargadas como electrones y protones. Si estas partículas energéticas chocan con los anillos, podrían hacer que emitan rayos X.
Otra posibilidad es que al menos algunos de los rayos X provengan de las auroras de Urano, un fenómeno que se ha observado previamente en este planeta en otras longitudes de onda, explicó la NASA. Los científicos, sin embargo, desconocen las causas exactas de las auroras en Urano, un misterio que planean aclarar con las observaciones de Chandra.
«Determinar las fuentes de los rayos X de Urano podría ayudar a los astrónomos a comprender mejor cómo los objetos más exóticos en el espacio, como los agujeros negros en crecimiento y las estrellas de neutrones, emiten rayos X», concluyó la NASA.
La investigación ha sido publicada en la edición más reciente de la revista científica Journal of Geophysical Research.