Neuralink, según Elon Musk, tiene el objetivo final de implantar estos procesadores en personas con discapacidad de tal modo que les permita volver a caminar, recuperar la visión. Incluso hemos escuchado desde la empresa que se proponen controlar los temblores causados por el Parkinson.
Parece un ejercicio de ciencia al servicio del ciudadano. Algo loable, pero entre medias nos encontramos una realidad como poco aterradora y un empresario que ha demostrado con creces sus cuanto menos cuestionables prácticas empresariales.
En pleno siglo XXI no es tolerable ni se pueden consentir estas prácticas. No todo vale en pro de la ciencia, aunque también permitidnos poner esto en duda, no todo vale en pro del ego empresarial y el crecimiento económico personal o corporativo. Es intolerable. Estaremos atentos a la resolución por parte de las autoridades, en las que por otro lado, tenemos pocas esperanzas, dado las laxas medidas de protección animal que existen en Estados Unidos.