No es la NASA pero la Agencia Espacial Española ya es una realidad

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Lamentablemente de lo que más se está hablando de la Agencia Espacial Española no es ni su presupuesto, ni sus proyectos, ni sus competencias, ni su composición, al menos su organigrama, con quien podemos los aficionados, los medios y sobre todo los profesionales coordinarnos.

Así no es como se avanza hacia un futuro espacial en el que, como hemos visto, España no está mal posicionada. Pese al caos organizativo que existe.

Paz satelite
Satélite Paz poco antes de su lanzamiento. Foto Hispasat

En semanas previas hemos estado publicando artículos en los que íbamos señalando a España como una potencia espacial. Una la cual sorprendentemente no tenía agencia espacial propia. Estos son los artículos por si queréis leerlos:

Desmerecer España es deporte nacional, es bien sabido que en ocasiones somos demasiado duros. Hay muchas empresas, muchos ingenieros, incluso algún astronauta español. No es algo de lo que puedan presumir muchos países, España sí.

 

Agencia Espacial Española sí, NASA española no

La NASA es una organización enorme, consume veinte mil millones de dólares anuales, y aun así es insuficiente para todos los macro objetivos de la agencia estadounidense. La ESA, una combinación de 22 Estados miembro y algunos más colaboradores, consume más de 15 mil millones anuales.

Es sencillo, por ponerlo en términos más humanos, el gobierno se gastó nueve mil millones en los decretos de emergencia del verano para contener la inflación. Si aquello ya supuso un esfuerzo importante imaginad el doble de ese gasto, anualmente, simplemente está fuera de cualquier discusión. Pero aun así los 500 millones de euros que contará el presupuesto anual de la AEE es insuficiente para realizar pequeños proyectos propios.

El fracaso en el lanzamiento del satélite INGENIO dejó la iniciativa española de poseer dos satélites propios coja. Mientras que Paz está teniendo un interesante retorno, sobre todo industrial, pero también de interés nacional en ámbitos como seguridad, control marítimo y respuesta a emergencias. 

Si queremos que las palabras del ejecutivo en relación a aumentar la ciencia y la calidad de esta que se hace en España no caigan en saco roto el presupuesto debe aumentar. Pero, sobre todo, debíamos cerrar el capítulo de la elección de la sede.

 

Sevilla era la mejor opción

En la redacción abogábamos porque la sede estuviera en nuestra comunidad autónoma natal, claro, quien no querría la AEE a 30 minutos de su casa. Pero, cuando nos poníamos serios y a pesar de que había candidaturas menores que podían ser sedes dignas, desde este medio siempre tuvimos claro que realmente solo había dos opciones con posibilidades reales de albergarla, Sevilla y Gran Canaria.

Al final, la capital andaluza fue la elegida, primando los intereses industriales y técnicos sobre los políticos. Lo cual no deja de ser un alivio, siendo la elección de la sede algo estrictamente político.

Ahora, sí que es cierto que otros políticos no están contentos con la decisión, el presidente de la comunidad de Aragón ha anunciado que presentará recurso ante la justicia. Pero es que los planes de llevar a esta comunidad la sede eran del todo inaceptables. Sus comunicaciones tanto por tierra como por aire eran insuficientes para unas instalaciones siquiera nacionales. Pero es que además es necesario que la AEE cuente con conexiones internacionales, como sí proporciona Sevilla. Como mínimo tendrán que volar representantes de esta a París y Bruselas a representar a España ante organismos como la ESA y la UE. Y aplaudimos la valentía y la audacia con la que esta comunidad había optado a la candidatura. Pero sus inconvenientes eran demasiados, más si cabe con las ventajas presentadas por Sevilla.

Cerrando así el capítulo de España en el espacio, por el momento, deseando que pronto tengamos que escribir artículos similares dedicados a otros países de habla hispana o que tengamos que complementar las extensas palabras que hemos dedicado a España.