Una de las vías de investigación más interesantes será el análisis del ADN de perros excepcionalmente longevos, los supercentenarios del mundo canino. Hasta ahora, 300 de los 32.000 canes reclutados, dentro de la manada DAP, podrían ayudar a entender la clave de su longevidad.
“Una parte del proyecto que me entusiasma es un estudio de supercentenarios, que compara el ADN de perros excepcionalmente longevos con el de perros que viven hasta la edad media de su raza”, explica el genetista. “Es el primer estudio de este tipo en perros (que yo sepa), y creo que es una forma inteligente de intentar encontrar las diferencias genéticas que contribuyen a una longevidad excepcional”, recalca.
Los investigadores siguen reclutando perros de todas las edades, razas (pura o mixta) y tamaños en EE UU para poder identificar biomarcadores específicos del envejecimiento canino. “Personalmente, este proyecto me parece apasionante porque creo que mejorará la salud de los perros y, en última instancia, de los humanos”, dice Akey.
Entender el envejecimiento humano
Los hallazgos podrán así trasladarse al envejecimiento humano ya que los perros experimentan casi todos los deterioros funcionales y enfermedades de la vejez que padecen las personas. Por otra parte, el alcance de los cuidados veterinarios es paralelo al de la atención sanitaria humana en muchos aspectos; y nuestras mascotas comparten el entorno en el que vivimos, un factor determinante del envejecimiento que no puede reproducirse en ningún laboratorio.
Los hallazgos podrán así trasladarse al envejecimiento humano ya que los perros experimentan casi todos los deterioros funcionales y enfermedades de la vejez que padecen las persona
“Dado que los perros comparten el entorno humano y cuentan con un sofisticado sistema de atención sanitaria, además de ser mucho más longevos que las personas, ofrecen una oportunidad única para identificar los factores genéticos, ambientales y de estilo de vida asociados a una vida sana”, afirma Daniel Promislow, profesor de Biología en la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Washington.
Dentro de unos meses, el equipo prevé abrir su enorme conjunto de datos anónimos para compartirlos con científicos de todo el mundo. Investigadores de muchos campos diferentes tendrán la oportunidad de contribuir al estudio de innumerables maneras diferentes, en función de sus intereses.
Referencia:
Joshua Akey et al. “An open science study of ageing in companion dogs” Nature
Fuente: SINC
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