El leopardo del Amur está al borde de la extinción debido a la caza furtiva, la pérdida de hábitat y la deforestación. Sin embargo, una mayor colaboración entre los gobiernos de Rusia y China ha llevado a un aumento de la población de esta criatura moteada, que ahora se estima que alcanza los 90 ejemplares. Para evitar la extinción total, se están llevando a cabo programas de conservación, como la formación de escuadrones contra la caza furtiva, el monitoreo de la población y el mantenimiento de dos poblaciones de hembras adultas en terrenos protegidos.
También se están llevando a cabo programas especiales de cría en cautiverio y se están evaluando la reintroducción de estas criaturas en sus territorios históricos
Originalmente su hábitat se encontraba en la península de Corea, noreste de China, y sureste de Rusia, compartiendo territorio con el Tigre de Siberia. Su pelaje es más largo y lo ayuda a soportar el clima de la taiga o bosque boreal.