Esta capacidad ha sorprendido a los científicos, ya que los sonidos emitidos normalmente por estos cetáceos son completamente diferentes.
Todo comenzó en 1984, cuando los investigadores empezaron a escuchar sonidos poco habituales que provenían del recinto en el que nadaban ballenas y delfines. Tal y como ellos describen, el sonido era similar a dos personas conversando en la distancia.
Poco tiempo después, un buzo que nadaba junto a una ballena blanca en concreto, llamada NOC, salió a la superficie preguntando a sus compañeros quién le había pedido que saliera, y estos llegaron a la conclusión de que la fuente de esas “palabras” había sido NOC.
Existen algunas referencias previas de ballenas “hablando” como humanos, pero en este caso el equipo de Ridgway decidió intentar registrar pruebas reales. Grabaron los sonidos del cetáceo, y comprobaron que estos tenían un ritmo similar al discurso humano y las frecuencias estaban varias octavas por debajo de los típicos sonidos de las ballenas, más cercanas a la frecuencia de la voz humana.