Una vez más un papel en blanco delante, pero esta vez es distinto. Estoy acostumbrado a artículos, a veces farragosos, intento que siempre interesantes. Normalmente me devano los sesos buscando las palabras adecuadas para explicar una misión. Pero hoy es distinto.
Hoy simplemente quiero transmitir mi alegría. Las palabras salen solas fruto de la emoción. Escribo esto después del fallido intento de lanzamiento de la misión Artemisa 1 del día 29 de agosto. Pero antes del que espero sea un lanzamiento exitoso el día 3 de septiembre.
El día 29 tras muchas dudas e incertidumbre, primero por la climatología, luego por la plataforma de lanzamiento y por último por un motor se abortó el despegue.
Durante los días anteriores, en privado mayormente, estuve criticando duramente varias cosas. La habitualmente excepcional política de relaciones públicas de la NASA estaba desaparecida. Incluso yo, que llevo esperando este momento. Bueno seamos sinceros, este momento no, pero Artemisa 3 ya llegará. Lo que sea, esta primera misión para ir a la Luna con una nave con capacidad tripulada es vital en repetir lo que una vez hicieron los hombres del Apollo. Yo, como ser individual, necesito entiéndase como necesidad espiritual, que esta misión llegue a su destino exitosamente. La emoción que tenía en el directo hacía que en ocasiones me trabase.
Llevo trece años esperando el regreso a la Luna de la humanidad. En 2009, con motivo del año internacional de la astronomía llegó mi flechazo por el espacio. Una exposición en mi ciudad me despertó fascinación por el universo que se abría cada vez más ante nuestros ojos.
Pero no olvido que llegué en un momento horrible para la exploración espacial. Aquel mismo año la NASA canceló el programa Constellation, debido a mi precocidad me perdía en aquellos entresijos políticos. Hasta tiempo después no fui consciente de lo lejos que estábamos realmente de la vuelta a la Luna. Pero el tiempo pasa, las personas maduran, especialmente las tan jóvenes como yo. He aprendido muchísimo desde aquellos años. Hoy día estudio en la universidad, escribo regularmente en esta web y lo he hecho antes en otros lugares.
He hecho amigos viajando fuera de mi ciudad persiguiendo el camino a las estrellas. He entrevistado a una mujer que es de las primeras en obtener datos del James Webb. Estoy escribiendo un libro en que aspiro a contar todo lo que sé, que es mucho, sobre la agencia espacial india. Aspiro a hacer ver a aquellos que reniegan del Apollo 11 que este sucedió. Aspiro a ver a la humanidad volver a la Luna. Aspiro a algún día volar a Marte y ayudar a establecer una base permanente allí. Contra viento y marea lucharé contra los muchos obstáculos que surgen en el camino igual que he hecho hasta ahora. Fui precoz en eso de la curiosidad, aún sigo siendo el más joven en según qué círculos entro. Y eso en parte me entristece. Pero, estoy convencido que la gente más joven que hoy día ve normal que un cohete aterrice de forma vertical se empezará a maravillar por el espacio.
Y por eso escribir sobre el espacio me encanta. Creo firmemente que estoy aportando mi granito de arena a hacer el mundo de un lugar mejor. Sé que la ciencia, los datos, la investigación llevará a la humanidad a un mejor futuro.
Estos días contemplo con horror que el pesimismo se hace habitual entre algunos amigos. Pero ahora, tras el retraso hasta finales de septiembre os recuerdo una frase que personalmente amo.
Per aspera ad astra. A través de las dificultades hasta las estrellas. Los retrasos son normales, y más en un lanzamiento inaugural, calma, las cosas se hacen así por un buen motivo. Sigamos amando al programa que llevará de nuevo nuestros sueños hasta la Luna. Luego iremos más allá, tampoco lo olvides.
Esta entrada fue modificada por última vez en 05/09/2022 14:37
Jefe de sección Actividad Aeroespacial. Especialista en el programa espacial indio. Universidad de Oviedo.