Cuando publicamos la última hora la información era muy confusa respecto a que había pasado. Pese a que aún lo es en este post ponemos los hechos en contexto y exploramos más el fallo.
A las 9:26 de la mañana hora local de Texas un cohete New Sephard junto con una cápsula homónima despegaban. Ambos vehículos son propiedad de Blue Origin, empresa fundada por el multimillonario Jeff Bezos.
El vuelo era la vuelta a los lanzamientos no tripulados después de más de un año y 5 misiones tripuladas. Las cargas eran variadas y pertenecían a distintos organismos. Entre los organismos que lanzaban están las universidades del K-12, el instituto americano de aeronáutica y astronáutica y SHAD Canada STEM foundation.
Aunque muchos de los proyectos estaban financiados por la NASA. Muchas al amparo de su programa “flight opportunities”. De las treinta y seis cargas de pago que transportaba la nave dieciocho estaban costeadas por la agencia espacial estadounidense.
El mayor problema en cuanto a estas cargas de pago es que dos de ellas han quedado destruidas al sufrir la anomalía el cohete. Ya que estas dos cargas estaban situadas en el cohete y no en la cápsula como es habitual.
Aún así y a falta de más información sería de suponer que haya cargas dañadas. La causa serían las altas G a las que se vieron sometidas durante el aborto.
El fallo
Yendo al meollo de la cuestión, “la anomalía” se produjo en T+1 minuto y 1 segundo. En este momento se aprecia el desprendimiento de una pieza, desconocida, en la sección inferior del lanzador.
Inmediatamente después se produjo una fuerte llamarada que provenía de la misma sección. Aparentemente solo fue esto, pero acto seguido se produjo otra llamarada similar. Ninguna de las dos tenía origen aparentemente en el motor. Sin embargo, la tercera y más notable llamarada provino directamente de este.
Pese a que la ausencia de algún color distintivo de la combustión de metales. Es probable, que en este momento el motor estuviera «devorándose» a sí mismo. Esto puede producirse por muchos motivos pero es extremadamente peligroso.
En cualquier caso debido al fallo catastrófico que indudablemente destruyó el motor este se apagó. Tras esto, en un solo instante el cohete empezó a escorarse y finalmente el sistema de aborto al lanzamiento entró en funcionamiento.
Este sistema es de tipo empujador y emplea combustible sólido.
Este sistema se implementó en esta cápsula con la idea de proteger a los tripulantes que vuelan en ella de forma habitual. De hecho este ha sido el primer lanzamiento en más de un año en el que no vuelan humanos. Afortunadamente.
Aún así precisamente para esto existen sistemas como este. Porque las cosas fallan. En caso de un vuelo con tripulación las consecuencias hubieran sido mínimas. Puede que algún desmayo debido a las altas G, quizá alguna contusión porque el aterrizaje no fuera en condiciones normales. Pero no habría habido que lamentar heridos de consideración ni mucho menos muertes.
Desde aquí aplaudir la buena labor de los ingenieros de Blue Origin, lamentar la perdida del cohete lanzador. La empresa ha informado que se estrelló contra el suelo confirmando los reportes iniciales.
Y desear una rápida investigación a la empresa que les permita volver a lanzar cuanto antes.
Como nota final apuntar a que si el problema se encuentra en el motor podría provocar mayores retrasos al nuevo cohete de Blue Origin. El New Glenn, enfocado a competir con el Falcon Heavy y el Vulcan Centaur. Empleará un motor BE-3 evolucionado y modificado para espacio profundo. En este cohete el único motor empleado es el BE-3 que quema hydrolox.