De momento este prototipo se ha evaluado con personas jóvenes y sanas por temas de seguridad, pero los autores confían en que versiones mejoradas puedan ser útiles para otras con dificultades para andar, de edades avanzados o en trabajos físicamente exigentes, aunque se requerirán estudios adicionales.
“Los dispositivos de asistencia como este podrían proporcionar una mayor independencia a las personas con problemas de movilidad, como los ancianos o con enfermedades musculares, y ya hemos empezado a estudiarlo”, comenta Slade, “y también podemos usar las mismas ideas para mejorar la colaboración entre humanos y robots en una amplia gama de tareas (trabajo en fábricas, vida asistida, cirugía, etc.), utilizando modelos basados en datos que optimicen las respuestas robóticas a los movimientos humanos”.