La primera tarea era la de planear un perfil de misión, a partir del cual se conocerían los requisitos del cohete. Similar a EE. UU. se inició la planeación con la idea en mente de un lanzamiento directo, donde la misma nave usada para ir y volver de la Luna llegaría a la superficie.
El problema de esta aproximación es la necesidad de un cohete de enormes dimensiones, más grande de lo que se pudo haber construido en esa época, o inclusive hoy en día. La idea fue descartada y cambiada por no lanzar la nave completa, sino por separado y luego en órbita terrestre unir ambas partes para ir directo a la Luna. Poco tiempo después esa misma idea sería desechada y finalmente se planea una misión donde dos naves son lanzadas al mismo tiempo, una de ellas quedaría únicamente en órbita lunar, mientras la otra descendería a la superficie.
Existían tres propuestas de cohetes, el N1 y N2; este último siendo cancelado, el UR500; cuyo diseño sería modificado para dar paso al que hoy conocemos como Proton, y el R56; que seguiría el mismo destino que el N2. Aquellos programas que lograron sobrevivir a recortes de presupuesto fueron el N1; donde la N viene de Nositel o “Lanzador” en ruso, y el UR500, siendo el primero un lanzador super pesado con capacidad de llevar más de 70 toneladas a órbita baja y el segundo uno de carga media con capacidad de hasta 20 toneladas.