La clave de Vega-E radica en el motor M10, fabricado en Europa, que utiliza combustibles más sostenibles desde el punto de vista medioambiental —oxígeno líquido criogénico y metano— y además cuenta con un avanzado sistema de control de la presión que permite efectuar múltiples paradas y reinicios en el espacio. El contratista principal, Avio, ha finalizado recientemente su primera serie de pruebas de fuego.
Este vuelo inaugural VV21, que ha sido gestionado por la ESA, propietaria del programa Vega-C y que supervisa su desarrollo, allana el camino para el inicio de su explotación por parte de Arianespace y Avio.
El desarrollo de Vega-C se acordó en la reunión ministerial que en 2014 mantuvieron los estados miembros de la ESA que participan en este programa: Austria, Bélgica, República Checa, Francia, Alemania, Irlanda, Italia, Países Bajos, Noruega, Rumanía, España, Suecia y Suiza.