Nuevo descubrimiento: consumo de cerebros humanos en Europa explican el canibalismo en nuestra especie

Representación artística de una escena de canibalismo en la prehistoria

Nuevo hallazgo en Europa, clave para explicar el canibalismo en nuestra especie

Fiesta caníbal en la isla de Tanna, oleo de Charles E. Gordon Frazer (1863-1899). Representa una escena de canibalismo de guerra, donde miembros de un grupo se disponen a consumir a sus enemigos. Wikimedia Commons
Francesc Marginedas Miró, Universitat Rovira i Virgili; Antonio Rodriguez-Hidalgo, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y Palmira Saladié Ballesté, Universitat Rovira i Virgili

El canibalismo entre humanos se considera un tabú en la mayor parte de las sociedades actuales. Sin embargo, los estudios etnográficos, históricos y arqueológicos muestran que las prácticas caníbales han ocurrido de manera recurrente en contextos sociales diversos. La explicación de estas conductas oscila entre extremos emocionales, desde el amor al odio hacia la persona consumida.

El estudio que ahora publicamos en Scientific Reports ha buscado las razones detrás del canibalismo que evidencian restos humanos encontrados en la cueva de Maszycka, Cracovia (Polonia).

¿Cómo se identifica el canibalismo en la prehistoria?

Entender los episodios de canibalismo en su totalidad es un desafío, especialmente cuando retrocedemos en el tiempo. Afortunadamente, la arqueología cuenta con un corpus metodológico cada vez más sofisticado que permite inferir la relación social entre los individuos consumidos y quienes participaron en estas prácticas, aportando una comprensión más profunda de esas complejas dinámicas.

La clave está en la tafonomía, la ciencia que analiza las marcas y modificaciones en los huesos. Los arqueólogos buscan evidencias concretas, como marcas de corte realizadas con herramientas, fracturas en huesos largos para extraer el tuétano, marcas de mordeduras humanas o señales de cocinado. Estas pistas nos permiten reconstruir comportamientos humanos de hace miles de años.

En las últimas décadas, se han identificado 25 casos de canibalismo en Europa, abarcando el último millón de años. Esta conducta incluye a varias especies humanas, desde Homo antecessor y los neandertales hasta Homo sapiens.

Durante el Magdaleniense, en particular, se conocen al menos cinco yacimientos con restos humanos manipulados, lo que destaca el carácter recurrente de dicha práctica en esa época.

Cambios en Europa

Hace 20 000 años, Europa era un continente muy diferente al actual. Nos encontramos en el inicio del retroceso de la última Gran Glaciación, un periodo en el que vastas extensiones del norte estaban cubiertas de hielo. Con el aumento progresivo de las temperaturas, los glaciares comenzaron a retirarse, transformando el paisaje y ofreciendo nuevas oportunidades para la fauna y la flora.

Este cambio abrió el acceso a recursos antes inaccesibles y permitió a los humanos explorar y colonizar nuevas regiones, favoreciendo el crecimiento de sus poblaciones. Es en el contexto donde emergieron los magdalenienses.

Magdaleniense: mucho más que arte rupestre

Cuando pensamos en el Magdaleniense, probablemente recordemos las pinturas rupestres de Altamira o las detalladas figuras de marfil de Europa central. Sin embargo, los grupos humanos que vivieron en aquella época, hace aproximadamente entre 19 000 y 14 000 años, dejaron un legado que va mucho más allá del arte.

Su nombre proviene del yacimiento de La Madeleine, en Francia, descubierto en el siglo XIX. Este sitio es un referente para comprender su compleja cultura material y su forma de vida.

Entre sus características más llamativas se encuentra el tratamiento de los muertos. Mientras que en algunos casos los enterraron con cuidado y ofrendas, en otros, los restos aparecen manipulados con herramientas de sílex, dispersos y mezclados con huesos de animales consumidos, lo que apunta a comportamientos caníbales.

La cueva de Maszycka y el canibalismo humano

La cueva de Maszycka, ubicada cerca de Cracovia (Polonia), es un sitio clave para entender el canibalismo prehistórico. En la década de 1880, se descubrieron allí los restos de diez individuos de hace 18 000 años: seis adultos y cuatro niños, uno de ellos de unos seis años. Estos huesos, probablemente pertenecientes a una unidad familiar, presentaban evidencias claras de manipulación para extraer el tuétano y el cerebro. Se encontraron junto a restos de animales consumidos.

Aunque inicialmente se pensó que el tratamiento se centraba en los cráneos como parte de un ritual funerario, el estudio que ahora publicamos en Scientific Reports demuestra que estamos ante un caso de canibalismo. Este análisis reveló un procesamiento metódico de los cuerpos y nuevas evidencias que confirman el consumo humano.

Sin embargo, a diferencia de lo observado en Gough’s Cave (Reino Unido) y Brillenhöhle (Alemania), donde los cráneos se manipularon para fabricar “cráneos copa” rituales, en Maszycka no se han encontrado signos de un tratamiento ritual especial. Esto sugiere que los individuos podrían haber sido consumidos como parte de un conflicto entre grupos rivales.

El caso de Maszycka pone de manifiesto la complejidad social del Magdaleniense, donde probablemente un grupo familiar fue sometido y canibalizado en la lucha por los recursos.

Lejos de ser un hecho aislado, el canibalismo formó parte de la cultura y las dinámicas de estos grupos. Hoy, los restos se encuentran en el Museo Arqueológico de Cracovia, un lugar clave para explorar el fascinante pasado de nuestra especie.The Conversation

Francesc Marginedas Miró, Investigador predoctoral en el área de tafonomía y zooarqueología, Instituto Catalán de Paleoecologia Humana y Evolución Social, Universitat Rovira i Virgili; Antonio Rodriguez-Hidalgo, Investigador contratado Ramón y Cajal, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y Palmira Saladié Ballesté, Investigador en el área de tafonomía y zooarqueología, Instituto Catalán de Paleoecologia Humana y Evolución Social, Universitat Rovira i Virgili

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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