La administración de Donald Trump está eliminando varias herramientas satelitales de observación de la Tierra que, según funcionarios, van “más allá de la tarea esencial de predecir el clima”. Entre ellas, dos instrumentos que han medido durante una década las concentraciones globales de dióxido de carbono —principal motor del calentamiento global— dejarán de operar. Otros dos, diseñados para vigilar la contaminación del aire y el agua, fueron retirados del programa GeoXO, el sistema de reemplazo de los satélites GOES-R.
La decisión marca un cambio profundo: preservar la inversión en meteorología, pero recortar la investigación climática. El presupuesto de la NOAA justifica la medida en la necesidad de “proteger la misión principal” del organismo. Sin embargo, los expertos advierten que eliminar datos climáticos debilita, en realidad, los pronósticos meteorológicos.
“El clima y el tiempo son uno solo”
“Esto es una falacia completa, clima versus tiempo. Es lo mismo”, explicó Lars Peter Riishojgaard, director del Earth System Science Interdisciplinary Center de la Universidad de Maryland. La atmósfera, dijo, “está entrelazada de formas que no se ajustan a ninguna agenda política”.
Los satélites en riesgo han permitido a los científicos identificar con detalle cómo aumentan las emisiones globales y cómo varían entre continentes. También estaban destinados a mejorar las previsiones de calidad del aire hora a hora y a monitorear lagos y costas afectados por proliferaciones de algas tóxicas, cada vez más frecuentes con el calentamiento de las aguas.
Riesgo para la salud y la seguridad
Los críticos de la medida subrayan que los datos eliminados son vitales para anticipar fenómenos que afectan directamente a la salud y la economía. Los incendios forestales, por ejemplo, generan columnas de humo que ya no solo azotan al oeste de EE. UU., sino que han puesto en riesgo a millones de personas en la costa este.
Monica Medina, exsubsecretaria adjunta de la NOAA bajo Barack Obama, fue tajante: “El clima no es político. Los satélites son como radares de defensa: apagan esos ojos en el cielo y nos volveremos más vulnerables”.
Una tendencia a recortar la ciencia climática
La decisión se suma a otras medidas previas del gobierno de Trump: eliminación de bases de datos de desastres climáticos, cancelación de becas de investigación y bloqueo de informes federales que analizaban riesgos por lluvias extremas o inundaciones.
Aunque la NOAA ha logrado revertir algunos recortes —como el intento del Pentágono de suspender datos satelitales clave para rastrear huracanes nocturnos—, muchos científicos temen que la pérdida de instrumentos climáticos sea irreversible.
Riishojgaard advirtió que la meteorología y la climatología “dependen de los mismos datos y modelos computacionales”. Cortar estas observaciones, dijo, es poner en peligro un registro satelital de casi cinco décadas que ha permitido anticipar tormentas, olas de calor y huracanes con mayor precisión.